viernes, 30 de diciembre de 2022

ANDRÉS TRAPIELLO. LA FUENTE DEL ENCANTO.


 

    Este es el otro libro que me regaló Alfonso Meléndez en la calle Princesa. No lo había comprado todavía. No he sido nunca un buen lector de poesía pero este libro no es sólo de poesía. Es un tratado de dónde viene. Cómo aparece, qué supone vivir como poeta, tener el espíritu dispuesto para dejar lo que se esté haciendo porque viene. Como los pintores miran todo en función de cómo quedaría plasmado en un lienzo.

  Lo edita la Fundación José Manuel Lara con los textos de Trapiello y tipografía del propio Alfonso Meléndez.

  Tiene mucho texto. Un maravilloso manual de instrucciones que recuerda a los muchos episodios del Salón de los Pasos Perdidos. “Quiero decir que el lenguaje poético se mostraba como algo capaz de originar vida por sí mismo”. “Escribí muchos poemas con rimas consonantes. En mi caso son casi siempre rimas de pobre, como recogidas de la calle”.

  Es el autor que más me conmueve. El que más me hace reír y a la vez con el que más fácilmente afloran las lágrimas. No porque sea trágico o cómico. Creo que es más bien por su enorme inteligencia y por el absoluto dominio de la lengua. Para mí es uno de los mejores escritores en español de todos los tiempos. El no considerarlo así en el panorama cultural español dice mucho de cómo está el panorama. Es cierto que no ayude mucho el que sea experto en hacer enemigos. Y muchas veces poderosos.

  Los primeros años son los de su infancia. “A los siete años quise ser eremita”. Luego confiesa que quiso ser legionario, cuando fueron allá por León en una Semana Santa. Ahí me he estado carcajeando durante un buen rato con dolores abdominales fuera de lo común. Y luego sus sinsabores en la casa familiar llena de hermanos. La historia de su familia antes de él. Su mujer, sus hijos, Las Viñas…

  “Besé por primera vez en mi vida a una chica, que era cinco años mayor que yo, comunista y prima mía, y un mes después, nos echó de casa mi padre a mi hermano Pedro y a mí”. “Fue entonces cuando me vine a Madrid”.

  “Esa tarde (yo debía de tener ya doce o trece años) quise decir algo, y mi padre se volvió a mí y me reconvino: Tú, ver oír y callar”.

  “Para curarme en salud, circulé la máxima de Gracián: la queja trae descrédito”. Sabio Gracián.

  De las muchas buenas rescato esta:


 En nuestro idioma existen sesenta mil palabras

¿Qué son con las estrellas del cielo comparadas?

Si al menos una sola de este papel temblara

Con firmeza de estrella, hasta el papel sobraba.

 

  Deseando que se publique su próximo SPP. Alfonso Meléndez, que Dios le bendiga, me dijo que a principios de año salía.

  Y esto es lo que me ha salido del alma, agradecida.  

 

La Fuente del Encanto es un tratado

de poesía, con sus luces y sus sombras,

los recuerdos y añoranzas, Las Viñas,

los trabajos, las noches y los días.

Así, amasando palabras para hacer poemas

sale del obrador el pan dorado

que es la prosa de la dicha y de la pena.

 

 

 

 

 

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