martes, 28 de febrero de 2012

Justo Alejo

1935-1979

En alguna parte de La Marcha Radetzky de Joseph Roth (no he encontrado el párrafo a pesar de haberlo buscado por todo el libro -en diagonal-. Siempre hay que subrayar. ¿Qué más da?) se narra una escena en la que un militar está en su cuarto, triste porque el mundo donde ha transcurrido su vida y su honor ya no existe; se viste de gala, se coloca sus condecoraciones, se pone sus guantes blancos, se mira en el espejo y luego se pega un tiro.

Me he acordado de esta escena leyendo el suicidio del poeta, militar y psicólogo zamorano Justo Alejo. Este también, en un día soleado de enero de 1979, se vistió de gala y se lanzó al vacío desde un balcón del Ministerio del Aire, en Moncloa. Quizá no estaba en su naturaleza ganarse la vida siendo militar; quién sabe. Justo Alejo era Brigada del Ejército del Aire. ¿Qué le pudo pasar por la cabeza para despedirse de este mundo de esa forma? ¿Qué mensaje quiso transmitir a su entorno?

Después de llegar al empleo de Brigada estudió y se hizo psicólogo. También hizo magisterio, Filosofía, Pedagogía, Sociología, Políticas. Y comenzó a colaborar en distintas revistas literarias.

Estamos construidos de pasajes ocultos que nos marcan. A Justo Alejo le influyó un hecho en su vida: Su abuelo Baltasar le leía Las Mil y una Noches cuando era pequeño. Por eso a su único hijo lo llamó Alí.

Leyendo cosas de su vida, de sus amistades, de sus poesías, y por otras cosas, qué cerca me he sentido de él.

martes, 7 de febrero de 2012

febrero



Llego de caminar desde un bosque cercano. Recién oscurecido. Hace un frío intenso que hace que lloren los ojos. En el cielo aún queda la luz de un sol que no ha terminado de calentar el aire. La pureza del azul tiene la calidad de las canicas de la infancia. Me gusta caminar solo y pensar en mis cosas, escuchando música. Por los auriculares, hoy, los Impromptus de Schubert. Hago unas fotos cuando llego a las primeras casas del pueblo, iluminadas por luces mortecinas.
Una reflexión: si hay una palabra que defina el estado de nuestro país: decepción.