viernes, 29 de octubre de 2021

Una Biblioteca en el Oasis. Juan Manuel de Prada.

 

  Este libro me lo regaló un amigo con el que suelo quedar tres o cuatro veces al año. Éramos antiguos compañeros y nos contábamos nuestras cosas, generalmente de viajes, libros y de fe. Él es muy creyente. Aunque siempre le dejé las cosas claras él me hablaba de la Iglesia y sus virtudes. Yo como siempre le seguía el carrete con interés porque me gusta hablar de todo siempre que sea con respeto. Una de las veces que quedamos en Madrid me regaló una novela de Chesterton. Para él es un héroe porque habiendo sido un escritor de prestigio acabó su vida como cristiano ejemplar.

  Éste que acabo de terminar es un conjunto de reseñas de libros de autores cristianos publicados en la revista católica Magnificat. Los autores y obras se repiten una y otra vez: Chesterton, Papini, León Bloy, Flannery O´Connor, etc.

  Juan Manuel de Prada comenzó demasiado joven a tener éxito y creo que a partir de ahí, de su “Coños” y Las máscaras del héroe, comenzó su declive. Este hombre, inteligente, que escribe o ha escrito muy bien, que me encanta oírle hablar en la radio o en televisión, está un poco mal del coco. Para “evangelizar” suelta párrafos del estilo: “De ahí que esta España convertida en un pudridero pagano los españoles dancen en la discoteca o intercambien fluidos por Tinder, mientras en sus almas se revuelven furiosas las serpientes de la angustia”. Es todo un látigo.

  Sin embargo como de cada lectura se puede sacar algo bueno, me ha hecho conocer a un par de autores que me pueden interesar: Gustave Thibon, sobre un mundo futuro donde se ha desterrado a la muerte y una joven se revela y quiere morir, Seréis como Dioses y el Olvido de Sï, de Pablo d´Ors.

  Por lo demás, agradecimiento para mi amigo. ¿Cuánta de más fe tengo después de terminar la lectura de este libro? Menos de veinte gramos.


martes, 26 de octubre de 2021

NAPOLEÓN BONAPARTE. UNA BIOGRAFÍA ÍNTIMA. VINCENT CRONIN.

 

  En la librería Juanito del Rastro vi este ejemplar y pensé que había leído poco de Napoleón. Una edición de Vergara con buen papel, fotos y en buen estado. Tapa dura y en formato grande. Cuando me dijo el precio me pareció caro pero junto con el de Moret lo pude sacar por doce euros. Hubiera pagado más y ahora me alegro de haberlo leído. Me ha encantado. Napoleón es un personaje sacado de lo más fantástico de la historia y, de haberlo inventado alguien, de lo mejor de una novela de ficción. En un grupo de wasap numeroso solté esta pregunta: ¿Qué pensáis de la figura de Napoleón? Casi todos me contestaron que fue un gran general. También podían haberme contestado que fue un emperador, un hombre de estado, un criminal, un magnífico alcalde de París, un asesino, un loco, un egocéntrico, etc, y todos habrían tenido algo de razón. No conocía al historiador Cronin pero me ha gustado su forma de narrar y de darle una personalidad creíble al corso. Hoy mismo he comenzado a ver Austerlitz, una película del año 60, y era tan ridículo el retrato que no he podido aguantarla ni cinco minutos. Pero qué época la de la Revolución.

“Entretanto, el poder estaba pasando a manos de los jacobinos, que deseaban derramar la sangre de los aristócratas y los sacerdotes. El 7 de septiembre las turbas irrumpieron en las cárceles parisienses y masacraron a más de un millar de hombres y mujeres inocentes”.

  Una cualidad o, más bien características de los hombres históricos es la determinación a la acción. El tomar decisiones y ejecutarlas; en este caso nunca mejor dicho: “Hablaron durante dos días del tema, y cada uno manifestó su opinión. La mayoría afirmó que solamente quedaba un camino: fusilar a los prisioneros. Parecía una actitud muy cruel, pero entendían que era un mal menor cualquiera de las dos posibilidades restantes. Napoleón impartió las órdenes necesarias y el 10 de marzo los turcos fueron fusilados”.

  Cuando uno estudia la figura en la escuela y le dicen que acabó en la Isla de Santa Elena se acabó. Como los cuentos románticos: se casaron y fueron felices. Pero no, estuvo viviendo en la isla durante cinco largos años sometido a estrecha vigilancia. “En primer lugar estaban las ratas, literalmente centenares de ratas pardas. Durante la cena se paseaban alrededor de la mesa.

  Cierta vez Napoleón retiró su sombrero de un armario, y una gran rata salió del sombrero y saltó entre sus piernas. Era frecuente que los criados atrapasen veinte ratas en un día, pero de todos modos no podían eliminarlas. A Napoleón no le importaban las ratas, pero sí le importaban los centinelas”.

  ¿Qué hubiera pasado si Napoleón hubiera ganado hasta el final? Yo creo que tenía una idea adecuada de Europa pero las imposiciones crean enemigos poderosos. “He librado sesenta batallas, y le aseguro que en ninguna de ellas he aprendido nada que no supiera en la primera. Esta afirmación ilustra la idea de que se perdió Waterloo porque la táctica de Napoleón continuó siendo la misma, y ya era conocida por sus antagonistas”.

  Magnífico libro de historia.


domingo, 17 de octubre de 2021

El Planeta de Carmen Mola un montón.

 

  Al final Carmen Mola eran tres tipos. Y he recordado lo que tantas veces se ha dicho de las mujeres escritoras de antaño: que debían escribir bajo seudónimo masculino para vender su obra. El caso es que parece que nunca estamos en la etapa de “verdad” equilibrada en la que deberíamos vivir. Ahora un presentador que se precie debe ser o parecer homosexual. No falta a la verdad ese sketch del programa de la televisión vasca en la que un matrimonio lloraba al descubrir que su hijo era un chico heterosexual. “¡cómo te vas a ganar la vida! ¡En qué te hemos fallado!”. Algún medio dice que esto ya lo sabía el Planeta y que ha sido una venganza por haberse llevado Penguin a Santiago Posteguillo. En cualquier caso no pienso comprarme el premio. Sí me ha dicho un amiguete de la bici que le ha gustado mucho el de los Vencejos de Aramburu. Ese sí lo leeré cuando le toque. Un profesor que dice suicidarse en un año, da para mucho. “Ni valor ni cobardía, ni exceso de lucidez o una ofuscación, ni una enfermedad ni una huida de ella, el suicidio no es más que la última de una cadena de desdichas”.

 

  Leí hará dos años El Coronel Chabert de Balzac. Y hoy, mariposeando por Netflix la he visto en película protagonizada por Depardieu. Y me ha gustado mucho. Es tal cual la había imaginado. 1994. Qué viejo me hago. Una peli que ya es vieja y yo ya era un mocetón de treinta y dos añazos.

   A veces los libros parecen hablar entre sí. Leí ayer en la biografía de Napoleón: “En 1797, durante la campaña de Italia, padeció de hemorroides, pero las eliminó después de aplicar tres o cuatro sanguijuelas”.

  Del libro de las palabras de Trapiello leído esta mañana: “Y pensar que una sanguijuela era hasta hace unos cien años poco menos que un doctor en medicina”. Estas cosas, bastante idiotas la verdad, me producen una gran satisfacción.

  


jueves, 14 de octubre de 2021

AMÉRICA, AMÉRICA. XAVIER MORET.

 

   Este viaje, hecho en 1998, podría haber sido el mío realizado en 1992 ¿Diferencias? Yo lo hice por la costa este y él por la oeste. Él la hizo con dos hijas adolescentes y yo con otra pareja entre amigos y familia, mucho mejor dónde va a parar. Por lo demás muy parecido: coche alquilado, visita a sitios emblemáticos de la zona, las comidas, el clima, las gentes, las costumbres, los paisajes, etc. El libro se subtitula Viaje por California y el Far West.

  El libro lo compré en la librería Juanito del Rastro, junto al de Napoleón que leo estos días. Tiene una dedicatoria del año 99 y a tenor del olor que desprenden sus páginas el destinatario del regalo fumaba cantidad. Por lo demás está impecable. 3 eurillos de nada.

  A la vez que cuenta sus cuitas y los tiras y aflojas con su familia repasa el universo cultural de esa parte del mundo. Los beat, los hipiies, las drogas, el amor, la naturaleza, etc.

  De algo me ha servido. Reconozco que me gustó más su Boomerang, el viaje por Australia. En cambio en el primer capítulo habla de un autor, Armistead Maupin y sus Historias de San Francisco. La tienen en forma de serie actualizada en Netflix. No está mal.

  Como siempre, habla de otros libros; muchos ya leídos. Uno que me apunto para cuando lo vea: El leopardo de las nieves de Peter Mathiessen.

  Entretenido, didáctico. La forma más barata de ir a California y alrededores (aunque esos alrededores sean de muchos cientos de kilómetros). Algún consuelo encuentro después de que se marchara mi admiradísimo Javier Reverte.

martes, 5 de octubre de 2021

VIAJE A OXIANA. ROBERT BYRON.

  Una de las decepciones del año. Editaron este “clásico” de los viajes en mayo de este año y sin embargo era imposible encontrarlo en las librerías. Incluso en Amazón no lo tenían disponible. ¿Qué ha pasado con la distribución? Lo recomendó Félix de Azúa en su blog y suelo fiarme de su criterio. El caso es que aprovechando la visita a la feria del libro de este año pregunté por él y sólo después de preguntar en dos o tres me remitieron a una caseta donde disponían de un ejemplar: éste. 570 páginas, buena tipografía, fotos, bonita portada, grandes prólogos de gente importante. Todo venido abajo después de transitar por un texto aburrido y lleno de descripciones poco interesantes a quien la arquitectura le interesa lo justo. Es así. En un libro de viajes busco la anécdota, la vivencia, la historia, ya sea con minúsculas o mayúsculas, lo que come o lo mal que duerme. Para eso Paddy era un maestro o más cerca mi queridísimo Javier Reverte o el catalán que leo ahora, Xavier Moret. No he conectado con Byron qué se le va a hacer.

  En la contraportada se asegura que es una obra “poética, erudita y ácidamente humorística a la vez”. Lo niego todo. Quizá tenga más atractivo en su idioma en original, que ya se sabe que puede hundir una obra si está mal traducida, pero  desde luego a mí me ha aburrido. ¿Será por eso que la distribución ha sido tan escasa?

  El viaje abarca varios meses y está escrito en forma de diario. Apenas he señalado nada a no ser para remarcar lo difuso del mensaje:

  “Los últimos tres días estaba leyendo a Proust (y empiezo a observar en mi diario la intromisión de detalles incontrolados). La descripción que hace de cómo el nombre de Guermantes le hipnotizó me recuerda en qué medida el nombre del Turquestán me hipnotizó a mí. Esto empezó en el otoño de 1931. La Depresión estaba en plena marcha, Europa era insoportablemente sombría, uno se preguntaba si el comunismo sería la solución, y la única vía de escape parecía ser una villa en Kashi, donde no pudiera llegar el correo. Consulté la biblioteca de Londres, la de la Central Asian Society y la Scholl of Oriental Studies, pero por lo que se refería al interés arquitectónico y al histórico, el Turquestán ruso, si bien no tan lejano, ofrecía más que el chino”. Arenoso, aburrido, banal, ceniciento, y así hasta la z.

  Hubiera querido que tuviera más perlas de este tipo: escasas como un diamante:

  “Un conocido persa me ha prestado un ejemplar de Modern World Series sobre Persia. Los persas desprecian todos los libros que hablan de ellos, pero él dice que odia éste en particular porque la adulación es excesiva. Esto es algo maravilloso, viniendo de un hombre tan enamorado de su propia integridad como sir Arnold Wilson”.

  En definitiva, un libro sólo para los expertos en cúpulas persas o afganas y a viajeros de los llamados orientalistas, es decir, los que de alguna manera miran por encima del hombro a sus habitantes. (Véase el apéndice de Giulia Gallini).