miércoles, 31 de agosto de 2011

Los puntos de luz

¿Y si fuésemos una molécula alojada en la lágrima de un perro abandonado?

“Lo que resulta de todo esto –todo esto es la historia de las teorías de la creación del universo que llevo leyendo desde hace unos días- es que vivimos en un universo cuya edad no podemos calcular del todo, rodeados de estrellas cuya distancia de nosotros y entre ellas no podemos conocer, lleno de materia que no somos capaces de identificar, que opera según leyes físicas cuyas propiedades no entendemos en realidad.

Y con este comentario bastante inquietante, regresemos al planeta Tierra y consideremos algo que sí entendemos…, aunque tal vez a estas alturas no te sorprenda saber que no lo comprendemos del todo y que, lo que entendemos, hemos estado mucho tiempo sin entenderlo”.

Una breve historia de casi todo. Bill Bryson.



lunes, 8 de agosto de 2011

MARIA EMILIA CORNEJO


Bueno, creo que esta es la última de las valiosas colabroaciones de Juan Carlos Bondy. He aquí tal como fue escrita en su día:

Solo quien haya leído o revisado antologías de poesía peruana reciente conoce a María Emilia Cornejo. En el Perú es ya bastante famoso el poema "La muchacha mala de la historia", que tuvo para mí el mismo efecto que un balazo en el corazón cuando le eché el ojo por primera vez:
Soy
La muchacha mala de la historia
La que fornicó con tres hombres
Y le sacó cuernos a su marido.
Soy la mujer
Que lo engaño cotidianamente
Por un miserable plato de lentejas,
La que le quitó lentamente su ropaje de bondad
Hasta convertirlo en una piedra
Negra y esteril
Soy la mujer que lo castró
Con infinitos gestos de ternura
Y gemidos falsos en la cama
Soy
La muchacha mala de la historia.
María Emilia nació en 1949 y estudió en Letras en la Universidad de San Marcos. Publicó sus trabajos en revistas especializadas y casi nadie, ni siquiera sus amigos, sabían que era poeta. Escribió un puñado de poemas, pero eso le bastó para transformar de cabo a rabo la poesía femenina en el Perú.
María Emilia se suicidó en Lima en 1972, a los 23 años. Cuando llegué a la facultad de Letras de San Marcos, casi 20 años después, su nombre era una verdadera leyenda.