lunes, 31 de agosto de 2009

29/08/09




Me apetece de nuevo confundirme con los turistas y decido irme a dar una vuelta por el centro de Madrid. Una mañana espléndida de sábado. Quiero ver la remodelación del Mercado de San Miguel. Es como el de la Boquería de Barcelona pero solo con una selección de los puestos más fashion. Todo el centro de Madrid está empapelado con esta palabra, fashion. Hay un montón de turistas deleitándose con los manjares servidos por camareros vestidos de blanco. Hay puestos de fruta que parecen cuadros geométricos de Archimboldo. Quesos de todos los países. Chocolates olorosos, cervezas de todas las latitudes, botellas de vinos sumergidos en hielo picado, ostras, langostas, calabazas gigantes formando un bodegón, vasitos de zumos de colores, tapas; delicatessen. Yo, aunque es mediodía, prefiero tomarme un cortado mientras observo y hago fotos.

Después enfilo por la misma cuesta de San Miguel, llena de gente tomando cervezas, hasta la calle de Toledo para volver sobre mis pasos y detenerme a contemplar a los pintores y a las esculturas vivientes. Casi siempre les echo unas monedas porque siento que es un arte con una dificultad añadida, la inmovilidad.

Una señora recrimina a uno de estos actores porque dice que la asustan. El actor, en realidad una cabeza ensangrentada en medio de una mesa escoltada por otras dos caretas monstruosas, con el gesto suyo de todos los días, escucha a la señora y parece querer decirle que algo tendrá que hacer para ganarse la vida. De vez en cuando mueve una de las otras cabezas para ver si la señora sale corriendo despavorida y lo deja en paz. La gente parece divertirse. La señora se asusta pero no se va. Yo sí. Hay muchas de estas esculturas. El río de la gente es incesante y ya se sabe que de la arena del río se extraen pepitas de oro.

Luego me voy a una de esas librerías grandes donde sabes que encontrarás algo original. En las otras, la de los centros comerciales, sabes que hay muchos libros pero pocos títulos.

Me quiero comprar cien libros pero como no puedo he de elegir. Me llevo “El Miedo” de Chevalier, cuyo título tenía metido en la mollera desde que salió. Y “El libro de las Quimeras” de Cioran del que ya he leído un par que no me gustaron. Hay que insistir. Hay que insistir en un autor que dice esto a los veinticinco años -párrafo al azar-:

“Cuanto más se conoce a un hombre, más cerca se está de una fatal separación de él. El conocimiento separa a un ser de otro y anula los granos de misterio que se encuentran en toda existencia, por muy mediocre que esta sea”.

Me traigo también –para compensar- una novela sobre la conquista, de Vázquez-Figueroa. Cienfuegos. Y me dejo en los estantes entre muchos otros, con gran dolor, una biografía de Cabeza de Vaca, y, de nuevo, la monumental del Dr. Samuel Johnson.

Regreso a casa con los libros escondidos y debajo del brazo, un pan recién horneado.

domingo, 30 de agosto de 2009

Stig Dagerman


Ha sido un descubrimiento este escritor sueco. En 1947 recorrió las ruinas de Alemania e hizo un retrato fidedigno sobre qué pensaban y cómo vivían los alemanes: “Otoño alemán” uno de los mejores libros escritos sobre este tema.
Escribió y publicó una poesía diaria en una revista con apenas veinte años. En realidad escribió toda su obra hasta los veintiséis años, cuando había conseguido un considerable éxito.
Era un solitario rodeado de gente y de fama y de triunfo. Y quizá no pudo soportarlo. Quizá quiso evadirse de todo.
De entre sus escritos rescato este párrafo desolador:
“...Pero la depresión es una muñeca rusa y en la séptima muñeca hay un cuchillo, una hoja de afeitar, un veneno, unas aguas profundas y un salto al vacío. Acabo por convertirme en esclavo de todos estos instrumentos de muerte. Como perros me persiguen, o yo a ellos como si fuese yo mismo un perro. Y creo comprender que el suicidio es la única prueba de la libertad humana”
Dagerman se suicidó con monóxido de carbono. Tenía treinta y un años. (1923-1954). Según tengo entendido, fue muy importante dentro de las letras europeas, y no así en España, donde fue silenciado por el régimen franquista. He aquí su último escrito y el por qué de su censura.
«Es sin embargo lamentable que
gente que vive de la ayuda social
tenga un perro», acaba de declarar
un concejal de Värmland.

jueves, 27 de agosto de 2009

Acantilados



27/08/09

Lanzarse. Volar. Caer. Nadar. Bucear. Varios de los alicientes de aquel verano.

martes, 25 de agosto de 2009

ALFONSO COSTAFREDA


La obra de este poeta catalán ha sido injustamente olvidada. Bien es cierto que fue escasa. Y para empeorar las cosas, Gil de Biedma, le excluyó de una antología por motivos de índole personal. Aunque en un libro suyo escribiera:
“ lo único que importa es concluir manifestando mi admiración y mi respeto por Alfonso Costafreda, que apostó toda su vida a una sola carta : ser poeta”
Otro amigo diría de él: “Alfonso vivía para escribir poesía, para ser poeta; todo lo demás... no sólo los ponía en un segundo lugar, sino en otro plano de su vida y de su mundo”
Otro diría que la poesía llegó a devorar su vida.
Creo que no pudo soportar la diferencia entre lo que imaginó y la realidad de lo que era tener una vida de poeta.
Se hizo funcionario internacional en la OMS. Se casó en Londres y se estableció en Ginebra. Dijo que jamás regresaría a España mientras durara la dictadura de Franco.
Su último libro de poemas se tituló Suicidios y otras muertes. Era muy amigo de Gabriel Ferrater; el primer escritor del que hablo en este post interminable.
Nació en Tárrega en 1926 y apareció muerto en el pasillo de su casa en 1974, atiborrado de pastillas. Tampoco había cumplido cincuenta años.

lunes, 24 de agosto de 2009

24 de agosto de 2009

Me despierto y encuentro escritas en el forro del libro que estoy leyendo las letras: “hab, fam, vac”. Las he escrito de madrugada nada más despertar de la pesadilla para no olvidarla.

Yo estaba en una cabaña de madera en medio de un bosque solitario. Iba pasando, como en una exposición, de una habitación a otra sin entrar. En cada una de ellas - habitaciones cuadradas sin más adornos que las sillas- veía a diferentes miembros de mi familia; tanto a vivos como a muertos.

Todos estaban sentados y me observaban sin ninguna expresión en sus rostros; ni de pena ni de alegría. Pero cada vez que me asomaba a una nueva habitación las posturas de los cuerpos y la atmósfera que se respiraba era más y más incierta. En una habitación todos permanecían acurrucados en un rincón, asustados, pero no parecían querer nada, implorar nada. En otra estaban tumbados y miraban hacia el techo, todos vestidos con ropas negras.

En uno de los cuartos –entonces ya mi angustia estaba llegando a su límite- vi a mis hijas atravesadas por alambres; éstos pasaban a través del cráneo y el cuello en una especie de terapia infernal. Ahora sí me miraban con ojos abiertos y asombrados. Pero me limité a pasar al siguiente. (Entonces he recordado que un familiar tuvo hace muchos años un accidente de coche y que cuando lo visité en el hospital tenía clavadas en las sienes sendos tornillos conectados a una pesa para estirar unas cervicales machacadas).

La siguiente era la habitación más sobrecogedora: estaba completamente vacía.

Entonces me sacudieron unos brazos y desperté. Me estaba ahogando y quizá me salvó de la contemplación de la habitación siguiente: un cuarto profundamente oscuro en la eternidad.





jueves, 20 de agosto de 2009

VLADIMIR MAIAKOVSKY, 1893, 1930.


“Lo difícil no es morir, sino seguir viviendo” Estas son de las últimas palabras que escribió Maiakovski. Héroe de la revolución y venerado por el pueblo como uno de los mejores poetas rusos de todos los tiempos.
Algunas críticas especialmente duras al final de su vida le llevaron a una profunda depresión. La estética de su obra se respeta pero está ya superada.
Una tarde se ve rodeado por una turba de jóvenes universitarios. Le increpan y le acusan de ser incomprensible. Él les espeta: “Cuando haya muerto me leeréis con lágrimas en los ojos”.
Tuvo también problemas de censura. Le ordenaron que quitara un cartel puesto en los tablones del estreno de su obra de teatro. Venía a decir que no había suficiente jabón y “baños” para lavar a tanto burócrata. Le ordenaron quitar el cartel.

“La existencia del poeta se rompe: a las 10 de la mañana del 14 de abril de 1930, Maiakovski pone fin a su vida en su estudio del pasaje Lubianski, utilizando, probablemente el mismo pequeño revólver español con el que ya había realizado un fingido suicidio al interpretar el papel de Ivan Nov, el poeta vagabundo, protagonista de la película Pero no por dinero.
Los últimos versos que escribió Maiakovski tienen un hondo sentido patético; parece como si en ellos quisiera disculparse de la absurda determinación que poco después iba a tomar, como si recordara su condenación del gesto desesperado de Esenin: “
“Lo difícil no es morir,
sino seguir viviendo”.

martes, 18 de agosto de 2009

CREMATORIO


Pedazo de novela esta de Rafael Chirbes. Crematorio.

Hace años, cuando veía el apellido Chirbes en algún suplemento literario, me imaginaba que era un autor del Magreb: Chukri, Mahfuz, etc; pero no, es un auténtico escritor valenciano. Un escritor como la copa de un pino mediterráneo.

Lo bueno que tienen las colecciones de los quioscos es que tapa agujeros.

Muchas de las obras de la colección de tapa dorada de Anagrama ya las tengo. Pero de las otras, las que no compré ni leí en su día, quizá no las habría leído nunca. Esta es una de ellas y cómo me alegra haberlo hecho.

Es una estampa de la sociedad contemporánea. Bien escrita, sin grandes artificios, efectiva, realista y conmovedora. Habla del destrozo del litoral español, de la decadencia moral que impera en buena parte de la gente, de la decadencia física incluso de los que lo han tenido todo y deben, también, rendir cuentas ante el inexorable paso del tiempo.

En fin, una novela del 2007 con una difusión y un destino igual que -me temo- tendrán esa cantidad de buenas películas y novelas españolas que pasan sin pena ni gloria entre material de desguace.

miércoles, 12 de agosto de 2009

PEDRO CASARIEGO CÓRDOBA


Pedro Casariego Córdoba fue un poeta, escritor y pintor madrileño nacido en 1955. Era el mayor de 8 hermanos (dos de ellos han tenido éxito como escritores, tanto en novelas como en guiones: Martín y Nicolás). Hijo de un afamado arquitecto. En realidad toda la familia se dedica más o menos a la literatura en diferentes ámbitos.Las fotografías que tengo de Pedro Casariego me recuerdan a esos tipos metidos dentro de sí mismos, tímidos hasta la enfermedad, con gafas redondas y una delgadez sufriente: decía: (soy el hombre delgado que no flaqueará jamás). No sé por qué, me recuerda al personaje heroinómano que interpreta magistralmente John Hurt en el Expreso de Medianoche.Sostenía que el arte verdadero debe nacer y quedarse dentro del artista. No debe compartirse con nadie pues en el momento que se expone a la contemplación de los demás ya es vanidad; soberbia. (¿de qué me suena esto?).Con treinta años decidió que su obra literaria estaba concluida, que todo cuanto escribiera sería una absurda reiteración.Entre sus obras más representativas figuran: (La vida puede ser una lata, La Voz de Mallick en 82 poemas encadenados, y sus Cuadernos de colores...., amarillo, rojo, verde, rosa...que son textos ilustrados)Sólo dejó de cumplir su promesa en 1993. En enero de ese año terminó un cuento con dibujos (Pernambuco El Elefante Blanco) dedicado a su hija Julieta, cuento que a la postre sería a modo de despedida pues sólo dos días después se suicidó arrojándose al paso de un tren. Tenía 38 años.

lunes, 3 de agosto de 2009

Jorge Cuesta


A Jorge Cuesta, escritor Mejicano nacido en 1903, le llamaban el alquimista por ser amante de las letras a la vez que de la química.
Cuesta fue un niño solitario y triste. De pocos juegos.
Estuvo investigando, muy en serio, las encimas que pudieran manipularse para conseguir la eterna juventud. Tan en serio se lo tomó que comenzó a perder la razón. Aunque dicen que fabricó unos polvos que mezclados con el vino producían algo parecido al vino. Y encima bastaba tomar esa bebida para poder ingerir alcohol sin embriagarse. De ser verdad y vivir ahora, se podría hacer millonario.
También existe la leyenda de que se inyectaba líquidos obtenido con fermentación de frutas y extractos de marihuana. Utilizaba su cuerpo como un conejillo de indias.
Escribió ensayos sobre política, educación y economía.
Aunque en vida sólo publicara una antología de poesía y algún panfleto político, fue considerado con el tiempo como “el más armado del grupo de los Contemporáneos”.
Un día escribió una frase en un papel. Estaba en un café. “Porque me pareció poco suicidarme una sola vez. Una sola vez no era, no ha sido suficiente.”
Se suicidó en 1942. En un descuido de los enfermeros del sanatorio mental en el que estaba internado, se anudó al cuello sus propias sábanas y se colgó de los barrotes de su cama. Tenía 38 años.

sábado, 1 de agosto de 2009

TADEUS BOROWSKI


Decía Imre Kertész que el campo de concentración es sólo imaginable como literatura, no como realidad. Y también que se podían contar con los dedos de una mano los autores que habían creado verdadera literatura de su experiencia concentracionaria. Primo Levi, Paul Celan, Borowski, Amery y poco más.
Benigni, en su película “La vida es bella” presenta la experiencia del padre y su hijo como un juego. El padre no puede encontrar otro lenguaje que el juego; el concurso, la ficción, para hacer comprender al hijo.
El conjunto de relatos que Borowski incluye en su libro sobre su experiencia llevan el título de “Nuestro hogar es Auschwitz”. En esencia, sostiene que es necesario acostumbrarse a la atrocidad para seguir viviendo.

Nace en 1922 en Polonia. En 1951 se suicida en su apartamento de Varsovia abriendo la espita del gas.