domingo, 30 de agosto de 2009

Stig Dagerman


Ha sido un descubrimiento este escritor sueco. En 1947 recorrió las ruinas de Alemania e hizo un retrato fidedigno sobre qué pensaban y cómo vivían los alemanes: “Otoño alemán” uno de los mejores libros escritos sobre este tema.
Escribió y publicó una poesía diaria en una revista con apenas veinte años. En realidad escribió toda su obra hasta los veintiséis años, cuando había conseguido un considerable éxito.
Era un solitario rodeado de gente y de fama y de triunfo. Y quizá no pudo soportarlo. Quizá quiso evadirse de todo.
De entre sus escritos rescato este párrafo desolador:
“...Pero la depresión es una muñeca rusa y en la séptima muñeca hay un cuchillo, una hoja de afeitar, un veneno, unas aguas profundas y un salto al vacío. Acabo por convertirme en esclavo de todos estos instrumentos de muerte. Como perros me persiguen, o yo a ellos como si fuese yo mismo un perro. Y creo comprender que el suicidio es la única prueba de la libertad humana”
Dagerman se suicidó con monóxido de carbono. Tenía treinta y un años. (1923-1954). Según tengo entendido, fue muy importante dentro de las letras europeas, y no así en España, donde fue silenciado por el régimen franquista. He aquí su último escrito y el por qué de su censura.
«Es sin embargo lamentable que
gente que vive de la ayuda social
tenga un perro», acaba de declarar
un concejal de Värmland.

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