jueves, 22 de diciembre de 2022

ADOLFO SUAREZ. VICTORIA PREGO.

   Otro de los libros de Prego encontrados en el punto limpio. Desde luego el anterior dueño lo ha leído con mucha intensidad. Tiene un cuarenta por ciento de las frases subrayadas en rojo y con bastantes notas en el margen. Aclaraciones, signos de admiración e interrogación.

  Suárez es aquel al que ahora, los jóvenes, dicen que es heredero directo de Franco. Que fue elegido por el rey que también era su heredero. Pero él y el rey fueron dos hombres valientes que se enfrentaron a una época llena de sobresaltos, problemas e incertidumbres. La lectura me ha durado un día. Un atracón, como un reportaje de revista un poco más largo de lo normal. Y cuál era la tarea principal: la reconciliación de todos los españoles. Una labor que no acabó con él sino que es un trabajo diario, incansable, agotador. Ahora parece algo natural pero tener el coraje de legalizar el partido comunista es de una gran valentía. Los españoles llevaban décadas asociando la idea del comunismo como los enemigos o aliados en la Guerra Civil.

  El inicio de la democracia es como el inicio del universo. Pasa mucho tiempo hasta que se asientan todos los materiales, hasta que se calman las tormentas de polvo cósmico, hasta que los planetas ya alineados y en su propia órbita han dejado de chocar entre ellos. “A las elecciones para el Congreso se presentan casi seiscientas siglas pertenecientes a otras tantas formaciones políticas”. Cifra que me ha llamado poderosamente la atención. Igual que banalizar ahora el espíritu de esa Transición, de la Constitución que tanto costó coser y recoser y depurada de mil borradores. La creación de las Autonomías, la incorporación de España dentro de los consorcios europeos, de la Alianza Atlántica, del Mercado Común.

  Las presiones de todos los estamentos y de todos los sectores que durante cuarenta años han considerado como suyo. Los militares le consideran un traidor, o al menos gran parte de ellos. Había más incomprensión mientras estuvo vivo que gratitud. Bueno, al menos la muerte suaviza siempre todo y ahora su figura tiene más prestigio cuanto más años pasan desde su muerte.

  Aún recuerdo con nostalgia el funeral de Estado que se le brindó cuando murió, ya olvidado de todos y todos olvidados de él. Que descanse en paz quien hizo posible una democracia que quizá no hayamos todavía merecido del todo.

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