sábado, 29 de enero de 2022

JUANA LA LOCA. MANUEL FERNÁNDEZ ÁLVAREZ.

Otro libro comprado en la explanada del Rastro, cinco euros. De no haber leído nada de este historiador a empaparme bien con unos cuantos a la vez. A los que ya leí el año pasado éste mas otros dos que tengo en la sala de espera: Su mastodóntica biografía de Felipe II y el de las Brujas, rameras, etc. Me parece muy interesante y tiene una forma de narrar que hace que parezca una novela de aventuras. Mejor porque ha pasado en la realidad y lo documenta sin avasallar. “La persecución de brujas fue una obsesión de Europa entera durante este periodo; curiosamente, en España no fue tan intensa, porque aquí los inquisidores actuaron con mayor ponderación que los jueces seglares franceses, alemanes o ingleses, como pudo demostrar Caro Baroja”.   

Juana la Loca, La Cautiva de Tordesillas. Qué lástima la de de años que pasó la pobre en aquel castillo. Para que luego digan que los reyes no sufren. Y eso que tuvo la oportunidad de haberse casado después de enviudar con el rey de Inglaterra, Enrique VII, al que ya conocía de haber ido con su amantísimo marido en visita de circunstancias. Pero tenía un recuerdo bastante penoso: un tipo avejentado y de mal aliento. Acostumbrada a lo fermoso de su querido Felipe, como que no. También quisieron los comuneros casarla con el Duque de Calabria, preso en el castillo de Xátiva. Pero prudentemente rechazó éste el ofrecimiento temiendo por su cabeza. Esta postura le fue premiada por Carlos V otorgándole la libertad, dándole el virreinato de Valencia y casándolo luego con Germana de Foix, viuda de su abuelo, Fernando el Católico, es decir, su abuelastra y posiblemente la instigadora de meter de por vida a Juana en dicha prisión de Tordesillas. “pasaban algunas veces sesenta horas que no comía”.   

Qué bonita la historia, qué placer incalculable, más dulce ahora que cuando de jóvenes teníamos la obligación de aprender. 


 

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