lunes, 24 de enero de 2022

Queridos Niños. David Trueba.

  En una de las muchas plataformas que hay vi que le hacían una entrevista. David Trueba, como su hermano Fernando, es un excelente comunicador. A veces también un provocador, y eso me gusta. En la entrevista se presentaba este libro sobre la política, y aunque el título lleve a engaño entiendo que es acertado. La masa electoral, como niños, esos son “sus” Queridos niños.

  Me lo regaló mi hija S. antes de las vacaciones de Navidad en su viaje relámpago desde Noruega. Es verdad que yo lo escogí en la librería y luego ella lo envolvió para abrirlo solo en la noche de reyes. Y entonces (ya se había ido ella) pude leer la dedicatoria, dedicatoria que me hizo saltar las lágrimas como a un completo y tierno abuelo. “Gracias por estos días y por prestarte a llevar a cabo las sorpresitas. Te echo mucho de menos; a todos. Te quiero Papi”. Sí, ha sido un viaje lleno de sorpresas, de paseos por Madrid, de librerías, de tomarnos algún café, alguna cerveza, en las terrazas bajo un sol amable. La inolvidable comida en El Pimiento Verde de la calle Princesa.

  Es una novela sobre una campaña electoral. Un tour de force por la geografía española, sorteando falsas noticias, verdaderas, y bulos, ataques, estrategias, desmentidos, entrevistas, mítines, días de viajes, noches durmiendo mal, comiendo y bebiendo mal, etc. La candidata se llama Amelia. Es del centro y, quieras que no, el lector pudiera imaginar a una candidata de centro. Podría ser Arrimadas, Cifuentes, pero al personaje le encasqueta unos cuantos años más. El narrador, que es una especie de director, redactor, manager de campaña, es Basilio. Un tipo gordo, muy gordo. ¿Hacía falta? Yo pienso que podría haber dado más juego un tipo más en forma.

  Hay otros personajes, entre ellos una tal Tania, una mujer de bandera, macizota y latina a la que le tiene ganas. Hay una tensión sexual entre ellos que al final se resuelve de aquella manera. No me ha gustado el encuentro. He leído escenas más elaboradas, más novedosas y originales. Ayer, cuando estábamos en la sobremesa de una comida familiar salió el tema. ¿Mi parecer? Que soy yo el culpable; quizá por mi edad, quizá por mis intereses. El caso es que cada vez me gusta menos leer novelas. Ésta me interesaba por el tema político,  que sí, que cada vez me interesa más. Pero la novela no le hace justicia y se va perdiendo en la incomodidad como en los vericuetos de una carretera nocturna y aburrida.

  David Trueba me sigue cayendo bien, como sus hermanos. Me encanta escucharle y me parece un desperdicio que no tenga un programa, aunque sea para culturetas en televisión. Pero creo que no voy a leer más novelas suyas.

  Estos son algunos de los párrafos que se subrayado:

  “Todos los caminos de la virtud conducen al nazismo”.

  “Ese silencio en las comidas cuando comprendes que nada de lo que ellos andan diciendo te importa un comino y nada de lo que tú puedas decir les atañe a ellos”.

“Jesucristo no duraría dos tertulias ni resistiría el escrutinio de sus andanzas por Galilea”.  

“Aunque sabía por su adorado Vargas Llosa que la política es el arte supremo del mentir”.

“Para mí la riqueza es lo contrario, que el dinero pase a ser la menor de tus preocupaciones”.

“Se trataba de engordar la cotización de un pintor local, recién fallecido. Al parecer, el hijo había sumado una serie de obras falsas para aumentar la colección del artista. Unos cuantos elogios desmedidos en la prensa ayudarían al plan”.

  “La naturaleza de los hombres... sí Stefen Hawking engañó a su mujer de toda la vida con otra cuando solo podía comunicarse moviendo las cejas. Esa es la naturaleza de los hombres, no seas tan ingenua”.

  Bueno, vale, le daré alguna otra oportunidad, pero tendrá que esforzarse mucho para lograr convencerme.


 

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