jueves, 3 de febrero de 2022

LAS GRANDES CACERÍAS AMERICANAS. CIRO BAYO.

 

  Tanto me ha gustado el descubrimiento de este autor (ya lo conté) que en poco tiempo he comprado y leído tres con este. Lo busqué en wallapop y vi a un tipo de Las Rozas que lo vendía. Cada vez hay más gente que vende más de todo. No quise utilizar eso del envío así que quedé con él por allí. El libro es precioso. De la editorial Reino de Cordelia, con una preciosa portada del mapa de América del sur, con animales salvajes, de preciosos colores, con un prólogo excelente del gran especialista José Esteban. Cuando le contaba de qué iba este libro a alguien, viendo el título, me decían que el tema no les gustaba. ¿Qué más da el tema? Está claro que es inadmisible hoy en día la forma en la que se narran determinados hechos: matar felinos por su piel, monos por su carne, bandadas enteras de pájaros por las plumas. Ahora causaría vergüenza saber de estas actividades cinegéticas, ¿estamos seguros que en la actualidad no hay personas que ejercen de la misma manera ese tipo de caza indiscriminada. Cuenta una escena en la que ven una bandada de “mirasoles”, aves de preciosas plumas. Se llaman así porque se quedan atontolinadas tomando el sol y son muy fáciles de cazar ¿Por qué? Por sus plumas, las cuales se pagan a precio de oro, para el “lujoso tocado femenino”, “Así es como fusilamos un buen golpe de ellas, que recogió la canoa, obsequiándolas al estanciero para que las negociara en su día”.

 Pero está bien saber de dónde venimos, cuál era nuestra “sensibilidad” al respecto. El viaje es de 1935, tampoco hace tanto. Que no nos pase como a estos modernos inquisidores que quieren que desaparezcan de las obras literarias lo que no es ahora admisible. Recuerdo la diatriba a cuenta de la novela de Tom Sawyer, o Lo que el viento se llevó, porque si nos ponemos así se terminará prohibiendo, y olvidando, obras de Nabokov, Bukovski o el mismísimo Platón.

  Pero, ¿qué más da el tema? Los lectores buscamos buenas maneras de decir, lo que sea y Ciro Bayo es un escritor como la copa de un pino, y por eso seguiré buscando y leyendo sus libros.

  Un párrafo del libro en donde se describe la caza del tapir en las noches de luna llena: “Sea dicho de paso, que durante esta caza, como en las demás, no se va pisando fuerte, sino que el cazador anda quedo, adelanta algunos pasos y se detiene a observar y escuchar, conforme hacen los animales; única manera como llega a ser real la vida fascinadora del bosque, que de silente que parecía, se ve poblado de numerosas criaturas”. Potente imagen.

Los usos y costumbres de los indígenas, que también se las traen. Cuenta sobre vírgenes que eran destinadas al cuidado de la reina y sus hijas. No podían salir nunca. “La doncella convicta de haber quebrantado su voto de castidad era enterrada viva y su cómplice o corruptor ahorcado y quemado. La severidad de la pena alcanzaba aún a los parientes, que debían morir y ser destruidas sus viviendas y sementeras”.

  El viaje lo realiza en compañía de un naturalista alemán, que hacía informes para empresas y un boliviano que iba recolectando hierbas y demás plantas para hacer luego remedios médicos, y cuando se despiden le pregunta al alemán por la impresión del viaje: “Magnífica en todos los sentidos” y cuando le va enumerando los inconvenientes, los sinsabores, las dificultades, los ayunos, los mosquitos, etc, le da una respuesta estupenda: “...las fatigas, las privaciones, los contratiempos y los peligros a que me he visto expuesto, nos servirán de experiencia para luego apreciar mejor las delicias de la vida”.

  Un libro delicioso, a pesar de las cosas que cuenta, y tan bien escrito que ya estoy buscando más cosas suyas. Viva Ciro Bayo.


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