lunes, 16 de agosto de 2021

NIETZSCHE. Humano, demasiado humano


 Una lección aprendida a bote pronto, qué se puede decir una vez sumergido durante unos días en Nietzsche: la moral es una mentira, pero una mentira necesaria. “Toda la vida humana está profundamente inmersa en la mentira; el individuo no puede sacarla de ese pozo, sin experimentar al mismo tiempo una honda aversión por su pasado”.

 

  Leyendo a Nietzsche he pensado lo difícil que es interpretar lo que leemos. De hecho el régimen nazi copió sus ideas para justificar su política criminal, y lo interpretó mal o a su manera. De esos ejemplos está lleno la historia: véase la Biblia, El Corán y tantos textos sagrados y otros no tanto. El ojo por ojo y el pondrás la otra mejilla.

  “Lejos de ser un acto heroico, la obediencia sin reservas constituye una forma de liberación del peso que suponen la reflexión, la decisión y la asunción de responsabilidades. El autodesprecio y la mortificación representan otros tantos medios de combatir el cansancio, la apatía y el tedio que a menudo genera la sumisión constante a una voluntad ajena. Como ya apuntara Novalis, la voluptuosidad, la religión y la crueldad guardan entre sí un íntimo parentesco”.

  Qué claramente ven algunos la foto de la realidad; tan clara y tan difícil de distinguir: “Lo que realmente distingue claramente a los espíritus libres de los espíritus sometidos es que los primeros quieren razones, cuando los otros sólo piden creencias”.

  Esta entrada: “Al ver las cuencas de esos barrancos donde tienen su lecho los glaciares apenas creemos posible que un día se extienda en ese mismo lugar un valle con prados y bosquecillos recorrido por arroyos. Lo mismo sucede en la historia de la humanidad. Las fuerzas más salvajes y destructivas abren primero el camino: pero su acción era necesaria para que luego estableciera ahí su morada una cultura más suave. Estas terribles energías –lo que llamamos el mal- son los ciclópeos arquitectos y pioneros de la humanidad”.

  Se puede entender porqué la filosofía está dejándose de estudiar en el colegio. Uno se coge un escrito de Platón y algunas feministas salen corriendo. O algunos beatos. Las mujeres en su tiempo estaban para procrear y atender al hogar, ellos, tan clásicos; y los hombres instruían a los efebos en las cuestiones de la vida y del eros. Pero siglos más tarde esto pensaba Nietzsche del matrimonio. Dice que nos situemos más allá de la exigencia moral y en que el hombre debería tener una serie de parejas sucesivas. “a los 22 años se casaría con una mujer madura, intelectual y moralmente superior, y capaz de ayudarle a sortear los peligros que le acechan hasta cumplir los treinta años (ambición, odio, autodesprecio, pasiones de todo tipo). Más tarde, el amor de esa mujer se convertiría totalmente en cariño materno, y no sólo toleraría, sino que exigiría, en beneficio del hombre, que se casara al llegar a los treinta con una muchacha joven de cuya educación se encargaría él directamente. De los veinte a los treinta años el matrimonio es una institución necesaria; de los treinta a los cuarenta sólo es útil; y el resto de la vida ejerce una acción perniciosa, pues fomenta el retroceso espiritual del hombre”.

  Estábamos relajados mi mujer y yo en la piscina; ella leía sus novelas de amor, y yo  leía este párrafo. Se lo leí y le recordé que estábamos en la fase perniciosa de nuestro matrimonio, que lo decía el mismísimo Nietzsche. Me dijo que yo era más tonto que Niche y él más tonto que yo; y no le extrañaba que acabara tan loco y que los nazis se adueñaran de sus raras y ¡perniciosas! Ideas. Yo la verdad es que no le veo pegas por ninguna parte.

  “El error convirtió a los animales en hombres: ¿podría la verdad volver a convertir a los hombres en animales?” Peliaguda cuestión.

  “Voltaire agradecía de todo corazón al cielo la invención del matrimonio y de la Iglesia por haber contribuido tanto a nuestra diversión”.

  Algo tantas veces pensado y visto ahora escrito en una entrada de un sabio: “Un amigo es quien comparte nuestras alegrías, no nuestras penas”.

  Y una escrita especialmente para mi padre: “Sufrimos menos decepciones si ejercitamos la imaginación en afear el pasado”.


 

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