A veces olvido porqué he sentido un impulso feroz para adquirir un libro. Quizá el recuerdo de una feliz reseña, una conferencia donde lo han alabado, un programa de radio. Sí recuerdo que me encantó el Imprescindibles que le dedicó RTVE a Martín Gaite y que hablaban de este libro como algo especial en su carrera. El caso es que llevaba tiempo buscándolo y no lo encontraba. En la Antonio Machado me encontré con dos ediciones y al he comprado esta, la de Taurus, en las que están sacando obras del pensamiento y la filosofía desde hace unos años. Clásico radicales se llama la colección.
Dice que debido a un fracaso literario se enfrascó en la lectura de la historia de ese periodo y se sintió atraída por este personaje del que apenas había nada escrito. Se sumergió en diferentes archivos y bibliotecas para leer legajos, correspondencias y documentos oficiales para seguir la pista vital de Melchor de Macanaz (1670-1760).
Macanaz es lo que suele uno imaginarse como un servidor público honesto, leal, puntilloso, inteligente, trabajador. Y durante el reinado de Felipe V se convirtió en el Fiscal general del Consejo de Castilla. Y quiso hacer reformas de gran calado y se topó, cómo no, con la Iglesia. Y ahí comenzaron de veras sus problemas, hasta el punto de tener que vivir exiliado en el extranjero durante muchos años porque la Inquisición le había puesto la señal de la muerte: la excomunión y la de hereje.
El libro dispone de un prólogo excelente de Marcos Giralt Torrent donde se cuenta que le costó a la autora el esfuerzo de seis años de trabajo. Y compara este esfuerzo con el de otros casos históricos como el de James Boswell y Samuel Jonhnson, salvando las distancias claro. Todo comenzó mientras leía un libro sobre Carlos III y se topó en el prólogo con la historia de este “empapelamiento”. La curiosidad fue aumentando y dejó aparcado cualquier otro proyecto que tenía a la vista. Por eso lo de “milagro” dicho en el prólogo. ¿Fue quizá la influencia de Rafael Sánchez Mazas, su suegro, y uno de los más sabios en el tema de la relaciones de Iglesia Estado? Quién sabe.
“Los primeros ministros extranjeros del séquito de Felipe V ya manifestaban en sus cartas a Francia un profundo pasmo ante la irresponsabilidad e incoherencia de los españoles, así como ante su tendencia a considerar los acontecimientos como llovidos del cielo”.
“Si el pueblo español hubiera sabido que el tribunal de la Inquisición pertenecía a la jurisdicción real y no a la papal habría visto lo que hoy nos parece evidente: que no podía servir a la vez a dos señores”.
Antes decía que el personaje histórico de Macanaz era puntilloso; así se puede calificar esta extraña biografía. Y con otra cualidad: a pesar de tener quinientas páginas se lee de manera amena, sin esfuerzo, y uno se entera de lo que se cocía en ese periodo de nuestra historia; ¡casi ná!
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