Con
el ejemplar de la revista trimestral de este trimestre, una de las
posibilidades era adquirir este libro por diez euracos más. Merece la pena. Son
dos tipos jóvenes, talentosos y que tuvieron una experiencia parecida: Pasar en
Nueva York una temporadita. Vieron que la suma de los apuntes del natural, notas
sobre la ciudad, Paco, y Hugo, dibujo de las estampas, ha dado como resultado
este libro. Está muy bien. Se lee en dos golpes de entretenimiento y, en estos
tiempos de confinamiento, no está nada mal darse un garbeo por la capital del
mundo.
Tiene Hugo una forma de dibujar que me
apasiona. Son como hechos al tuntún, como quien no quiere la cosa, manchas prácticamente
de acuarela con el plumín para delimitar, pero el efecto es potentísimo. Me
encanta. Qué importante dominar la técnica de la perspectiva caballera.
En la contraportada dice una cosa que se ha
dicho muchas veces: todos los que llegan a Nueva York en realidad están
volviendo a Nueva York porque todos tenemos infinidad de series y películas,
vistas de toda la vida.
Me gustó volver a comprar otra vez el Jot
Down. Pocas revistas tendrán ese olor dulzón de la tinta, esas fotografías en
blanco y negro, esa cantidad de temas finos hechos con buenas firmas.
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