sábado, 25 de abril de 2020

KARNAVAL. JUAN FRANCISCO FERRÉ.



  La novela se llama Karnaval y me está encantando, dije; terminada su lectura hace un par de días pienso lo que se dice de tantas: le sobran páginas. En muchos momentos se va por las ramas y aún por las cumbres de Úbeda en caso de que las tuviera. Muy bien escrita sin embrago, con muchas reflexiones en cuanto al mundo moderno, el poder, la política, el deseo, pero con un tema real: La detención de D. Strauss Kahn, el que fuera una primera figura de la política francesa y director entonces del Fondo Monetario Internacional, por haber supuestamente violado a una camarera de hotel en N.Y.
  En la novela aparece una frase de mi querido Canetti: “Si miramos atentamente a un animal tenemos la sensación de que dentro hay un hombre escondido y que se ríe de nosotros”. Ni siquiera a este ser vivo que nos hace sufrir podemos mirarlo, pero tenemos paradójicamente la necesidad de estudiarlo para vencerlo, el coronavirus; pero no le llamemos el maldito coronavirus: él también quiere, como todos, prosperar.
  Nos resistimos a pensar que lo que vivimos durante estas semanas no es más que el terremoto que traerá luego la ola más gigante.
  El otro día, en un coloquio, decían que si esto o lo otro en cuanto a la gestión y a la improvisación de este gobierno y uno, al que no había más remedio que dar la razón decía: “claro que sí, todos estamos improvisando, el gobierno, las comunidades, los ayuntamientos, las familias, porque nunca habíamos vivido una situación así”. Y es que yo me pregunto ¿quién está haciendo una gestión perfecta si ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo en la manera de contar los muertos, los ingresados en UCI y en los infectados?
 “Consideraría obsceno tener que recordarle el parentesco entre el misterio de la eucaristía y la invención del dinero. La presencia real en la sagrada forma y en la moneda o el billete participa de la misma credulidad e ilusión. No es casual, en este sentido, que fueran los protestantes y no los católicos los que impulsaran el capitalismo en sus inicios”, etc.
  “La vida es injusta, ya lo sé. La vida, en el fondo, es un matadero atroz dirigido por un canalla sin escrúpulos”.
  A pesar de sus auténticos ataques de verborrea me ha gustado mucho. Esta novela es un auténtico ensayo de la atroz vida moderna, delirante, como se ha dicho siempre de todos sus libros. Así es que ya tengo pedidos más libros suyos que, para sumar, tienen menos páginas.

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