lunes, 13 de abril de 2020

JUEGO DE ESPERA. MICHAEL POWELL.



  A finales de febrero no fui a trabajar y dediqué la mañana a visitar la exposición de Rembrandt en el Thysen. Una estupenda mañana sin la amenaza que tanto nos concierne ahora. Sí se escuchaban los ecos de noticias lejanas. Los muertos lejanos apenas dejan señales en la piel. Me tomé un café en el bar del museo mientras contemplaba las mesas llenas de gente, la mujer atractiva que tenía al lado, en la barra, la mañana húmeda y el olor a las plantas del jardín. Qué lejano parece todo aquello. Luego, como hago casi siempre cuando estoy por la zona  subí por la calle Alcalá y entré en la librería Machado una de las que más me gustan porque tienen muchos libros, distintos. Y entonces vi este ejemplar y recordé que hacía unos meses, en el Rastro, en el puesto de los libros nuevos y escogidos que manejan dos tipos bastante versados en el tema libresco, mientras yo sobaba los libros que me interesaban, aparecieron dos tipos, uno joven y otro no tanto, como yo, y pidieron su material. Uno de los encargados, metió la mano en un cajón y sacó un paquete envuelto en papel de pintor y en el interior dos ejemplares. Y hablaron mientras lo desenvolvían, de las virtudes de esta novela, escrita por el cineasta de obras tan importantes como Y llegó el día de la venganza, etc. Esta es su única novela.
  Dice Miguel Marías que no es muy visual, es decir que no la ve él en formato de cine, pero yo he de decir, después de haberla acabado que sí la veo como una película, como una buena película policiaca. Y con una virtud, no me ha costado seguir la trama, cosa difícil, porque en ocasiones me pierdo en testigos, sospechas y trampas. Aquí tenía bien ubicado cada personaje, cada paisaje, cada hecho.
  Un guardabosque llega a una zona de bosques poco después de que un americano haya aparecido muerto en la orilla de un lago (o de un río) junto a sus dos hijos, uno de ellos apenas un adolescente. Poco a poco el lector va asimilando la información de manera ordenada, pausada, clara. Hay motivos de tierra, como casi siempre en las zonas rurales, y entra el enamoramiento. Y las escenas de acción. Está escrita en el setenta y cinco. Editorial Reino de Redonda. Es el primer libro que tengo de esta editorial. Muy curiosa su historia. Pasta dura, letra adecuada y un olor especial. 20 euros.
  A mí me ha parecido una muy buena inversión. Me divertí. Y en estos tiempos es más que una virtud.

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