jueves, 16 de abril de 2020

BILL BRYSON. EL CUERPO HUMANO. GUÍA PARA OCUPANTES.



  Todos los libros que he leído de este tipo, americano afincado en Inglaterra, y he leído casi todos los traducidos, me han encantado. Tiene una forma de ser divulgador de lo más simpático. Una prueba: “Su tamaño –habla de la piel- es de unos dos metros cuadrados, y su peso total suele oscilar entre los 4,5 y los 7 kilos, aunque, obviamente, ello depende de nuestra estatura y de la cantidad de culo y barriga que necesite envolver”. Y mira que hay veces que tiene que rodear verdaderas montañas y nunca se abre.
  “La belleza se queda solo a flor de piel, pero la fealdad llega hasta los huesos”. Dorthy Parker.
  “Suicidarse mediante el estilo de vida –habla del estilo de vida moderno- requiere años.
  He notado que cuando leo un libro que me gusta especialmente, como éste, estoy más contento, más optimista, quizá hasta un poco más pelma de la cuenta. A los que tengo a alrededor ahora obligatoriamente, les doy más la paliza aún, cuando les hablo de las cosas curiosas del libro en cuestión.
  “La amígdala se vuelve particularmente activa cuando dormimos, lo cual puede explicar por qué nuestros sueños suelen resultar tan inquietantes: nuestras pesadillas podrían ser simplemente el resultado del desahogo de las amígdalas”.
  “El pus que mana de una herida no es sino un conjunto de glóbulos blancos muertos que han dado la vida por defendernos”. ¿No es emocionante? O “si te rompes una pierna, una vez curada no podrás saber dónde estaba la fractura. No hay ningún beneficio práctico en eso. Parece solo que el hueso quiera ser perfecto”.
  Cuando le comentaba a mi mujer, enfermera de profesión,  los hallazgos del libro me decía: “eso ya lo sé, no hace falta que nadie me lo vuelva a explicar”. Pero eso es precisamente los logros que alcanzan este tipo de divulgadores. Te cuentan cosas que casi siempre sabes o te suenan pero de un modo encantador, lleno de guiños, sabidurías y anécdotas de lo más jugosas.
  Es curioso leer los capítulos dedicados a los virus y a las epidemias ya las pandemias precisamente ahora. Cuando comienzo su lectura ya llevamos más de dos semanas confinados en casa por culpa de este asqueroso coronavirus.
  “Lo cierto es que, en realidad, hoy no estamos mejor preparados para afrontar un brote que cuando la gripe española mató a decenas de millones de personas hace cien años. La razón por la que no hemos tenido otra experiencia así no es porque hayamos estado especialmente atentos. Es porque hemos tenido suerte”. Así, exactamente, es.

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