Todos los libros que he leído de este tipo,
americano afincado en Inglaterra, y he leído casi todos los traducidos, me han
encantado. Tiene una forma de ser divulgador de lo más simpático. Una prueba:
“Su tamaño –habla de la piel- es de unos dos metros cuadrados, y su peso total
suele oscilar entre los 4,5 y los 7 kilos, aunque, obviamente, ello depende de
nuestra estatura y de la cantidad de culo y barriga que necesite envolver”. Y
mira que hay veces que tiene que rodear verdaderas montañas y nunca se abre.
“La belleza se queda solo a flor de piel,
pero la fealdad llega hasta los huesos”. Dorthy Parker.
“Suicidarse mediante el estilo de vida –habla
del estilo de vida moderno- requiere años.
He notado que cuando leo un libro que me
gusta especialmente, como éste, estoy más contento, más optimista, quizá hasta
un poco más pelma de la cuenta. A los que tengo a alrededor ahora
obligatoriamente, les doy más la paliza aún, cuando les hablo de las cosas
curiosas del libro en cuestión.
“La amígdala se vuelve particularmente activa
cuando dormimos, lo cual puede explicar por qué nuestros sueños suelen resultar
tan inquietantes: nuestras pesadillas podrían ser simplemente el resultado del
desahogo de las amígdalas”.
“El pus que mana de una herida no es sino un
conjunto de glóbulos blancos muertos que han dado la vida por defendernos”. ¿No
es emocionante? O “si te rompes una pierna, una vez curada no podrás saber
dónde estaba la fractura. No hay ningún beneficio práctico en eso. Parece solo
que el hueso quiera ser perfecto”.
Cuando le comentaba a mi mujer, enfermera de
profesión, los hallazgos del libro me
decía: “eso ya lo sé, no hace falta que nadie me lo vuelva a explicar”. Pero
eso es precisamente los logros que alcanzan este tipo de divulgadores. Te
cuentan cosas que casi siempre sabes o te suenan pero de un modo encantador,
lleno de guiños, sabidurías y anécdotas de lo más jugosas.
Es curioso leer los capítulos dedicados a los
virus y a las epidemias ya las pandemias precisamente ahora. Cuando comienzo su
lectura ya llevamos más de dos semanas confinados en casa por culpa de este
asqueroso coronavirus.
“Lo cierto es que, en realidad, hoy no estamos mejor preparados para afrontar un brote que cuando la gripe española mató a decenas de millones de personas hace cien años. La razón por la que no hemos tenido otra experiencia así no es porque hayamos estado especialmente atentos. Es porque hemos tenido suerte”. Así, exactamente, es.
“Lo cierto es que, en realidad, hoy no estamos mejor preparados para afrontar un brote que cuando la gripe española mató a decenas de millones de personas hace cien años. La razón por la que no hemos tenido otra experiencia así no es porque hayamos estado especialmente atentos. Es porque hemos tenido suerte”. Así, exactamente, es.
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