Las calles en este primer día del año están
aletargadas, como arrastradas de exceso y de fiesta. Para vencer la modorra y sacudir
la fatiga salgo a correr a las ocho de la noche. No se ve un alma y las farolas
dan una luz mortecina y triste en la perspectiva solitaria de las calles. Solo
a lo lejos se oyen unos petardos y algunos ladridos de perros asustados. Restos
de botellas y latas. La ropa, gorro, guantes, bufanda deportiva, se llenan de
escarcha por el frío intenso. Escucho un disco de flamenco, Josemi Carmona, que
me ayuda a llevar el ritmo de las zancadas. Correr es un ejercicio de
concentración, de metrónomo. Ya se acaban las celebraciones y mañana empieza la
rutina. En la rutina también se puede ser feliz. Dentro de ella se pueden vivir
emociones a través de los libros, las películas, las series, la relación con
los demás. Viva la rutina que ojalá reine felizmente en este dos mil diecisiete
que recién comienza a caminar.
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2 comentarios:
De hecho es en la rutina donde es preciso encontrar la felicidad: es en la que pasamos más tiempo. Feliz año, Hermi
Así es, Ana. Para algunas personas es vital vivir así. No valen, por suerte o por desgracia, para la aventura.
Que tengas un feliz año 2017 que acaba de arrancar.
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