miércoles, 29 de diciembre de 2021

JOSÉ ORTEGA Y GASSET. EL ESPECTADOR.

  En cuanto terminé de leer el artículo de Félix de Azúa me puse a la tarea de conseguir este libro, conjunto de artículos de Ortega, por el medio que fuera. En las páginas de libros usados, descatalogados, en walapop. Aquí contacté con un tipo de Cáceres que me vendía tres tomos de calidad (en Tauro creo) por noventa euros, el II lo constituía El Espectador. Demasiado dinero. A veces, a esto del vicio de leer y comprar y comprar hay que ponerle un autocontrol. Vi que en una de Alcorcón que frecuento tenían una edición de Salvat, en librito, pequeño pero coqueto, por seis euros. En realidad es una selección hecha por Gaspar Gómez de la Serna, rescatados (por ser de más amplio y común destinatario) de los ocho tomos. He acertado. Aunque me dio pena decirle que renunciaba a adquirirlos cuando ya estaba negociado hasta el mecanismo del pago.

  Como dice Gaspar, El Espectador se mueve “desde su torre como un vigía al acecho de temas palpitantes”.

  Habla mucho de Baroja, de la democracia, del carácter español que tan bien conocía, de la tierra y el paisaje. “Su ejemplar prosa castellana, de ritmo largo, alcanza aquí su máxima eficacia. Siendo precisa, es rica en metáforas; siendo rigurosa, es clara; fluye alegre y penetrante, con una cadencia mental activadora del pensamiento”. Nada más que añadir. Si acaso que estoy de acuerdo.

  “Soy un hombre que ama verdaderamente el pasado. Los tradicionalistas, en cambio, no le aman: quieren que no sea pasado, sino presente”.

  Hace observaciones para recordar: “No se olvide que es siempre la lectura una colaboración”.

   “No hay que respetar nada, no hay que aceptar tradiciones que tanto pesan y entristecen. Hay que olvidar para siempre los nombres de los teólogos, de los poetas, de todos los filósofos, de todos los apóstoles, de todos los mixtificadores que nos han entristecido la vida sometiéndola a una moral absurda. Tenemos que inmoralizarnos”.  

  “Quien acierta a escribir sin retórica es un gran escritor”. “Yo diría: todo estilo o trozo de estilo inexpresivos son retórica”.

  “Quien se irrita al ver tratados desigualmente a los iguales, pero no se inmuta al ver tratados igualmente a los desiguales, no es demócrata, es plebeyo”.

  “Periodistas, profesores y políticos sin talento componen, por tal razón, el Estado Mayor de la envidia, que, como dice Quevedo, va tan flaca y amarilla porque muerde y no come. Lo que llamamos “opinión pública” y “democracia” no es gran parte sino la purulenta secreción de esas almas rencorosas”.

  “Decía Goethe que “toda necesidad es un beneficio”. Y Renan, cuando en su misión de Francia descubría los restos de espléndidas urbes que al ser habitadas por los buduinos se convirtieron en ruinas y miseria, no puede reprimir un gesto de irritación. ¡Un pueblo sin necesidades –exclama- es un pueblo bárbaro, y la carencia de necesidades aquí se llama el beduino!”.

  “Para Cicerón “libertad” significaba imperio de las leyes establecidas. Ser libre es usar de leyes, vivir sobre ellas”

  “Las antiguas democracias eran poderes absolutos, más absolutos que los de ningún monarca europeo de la época llamada absolutista”. “Así cuando en Rusia se ha querido sustituir el absolutismo zarista se ha impuesto una democracia no menos absolutista. El bolchevique es antiliberal”.

  “Cuando más se medita sobre nuestra historia más clara se advierte esa desastrosa ausencia del siglo XVIII. Nos ha faltado el gran siglo educador”.

Y unos versos que me han gustado de Campoamor:

  Cultivando lechugas Diocleciano,

Ya decía en Salerno

Que no halla mariposas en verano

Quien no cuida gusanos en invierno.

 

  Magnífico libro de hace un siglo, año arriba o abajo, y que es tan actual como el periódico de mañana.


 

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