Creo que me quedan solo un par de libros que comprar y leer de este periodista y escritor. Todo lo que escribe, lo que dice, me interesa. Y tiene una forma efectiva y a la vez efectista (no sé cómo lo logra) para llegar al corazón. Con la España vacía me asombré de cómo hilvanó un tema a la que puso título y llenó de contenido lógico y erudito a la vez. Con la Hora violeta lloré de emoción, de agradecimiento, un canto recuerdo a su hijo tan sentido como otro monumento a la pena de un hijo pequeño como fue Mortal y Rosa de Umbral. Con La Piel me sentí más que identificado. Y con este me ha hecho volver a ver algún episodio de Tabú, de Jon Sistiaga, con otros ojos. El último de la primera temporada dedicado al protagonista de este libro: La mirada de los peces.
Antonio Aramayona pertenece a la estirpe, rara, escasísima, de profesores que queda atrapado en el alma de cada estudiante que ha pasado por sus aulas. En concreto de filosofía. Este libro es sobre él y sobre los recuerdos del autor en la época en la que vivió en el barrio de San José de Zaragoza.
Observo que no he subrayado nada; ¿qué subrayar sobre el flujo de las palabras que es todo asombro? El tiempo va saltando décadas hacia atrás y hacia adelante, hasta el año 2016 que es cuando Antonio quiere ir despidiéndose de los seres queridos. En el programa de Sistiaga se ven algunos. Unos lo entienden y asienten con pena. Otros intentan que cambie de opinión pero al final triunfa su honestidad y su clarividencia: Hay saber morir bien y a su tiempo: ni muy pronto pero tampoco demasiado tarde. Antonio siente el tremendo cansancio de vivir, de vivir sin la calidad de vida que se precisa. Hay quien con apenas nada quiere seguir. Tengamos el máximo respeto por quien quiere irse en el momento justo.
Otro maravilloso libro de Sergio del Molino.
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