“La filosofía ha muerto: requiéscat in pace. La mató su cariño no correspondido por la ciencia, el salvaje conflicto generacional que la enfrentó con las últimas de sus hijas, la psicología y la sociología, que abandonaron finalmente, como el resto de sus hermanas, la casa del padre; murió de una indigestión de nubes, de pedantería aguda, de una perpetua embriaguez de neologismos: no pudo sobrevivir, anciana como era, a los horrores de las dos guerras mundiales y al sutil espanto de la polución de las conciencias por la propaganda totalitaria. Poco tenía que decir o hacer ya en este mundo: entre todos la mataron y ella sola se murió. Kaput. Muerta. Muy bien: ¿Y qué? Absolutamente nada. Ni siquiera la más ligera ondulación en la superficie de lo real, ninguna salpicadura en la vida cotidiana”.
Está el libro repartido en secciones: filosofía, ética, política, lecturas y debilidades, para acabar con el aperitivo de los aforismos Savaterianos.
En algunas, defendiendo a Savater (siempre lo he defendido en sus posturas) he dicho que siempre tiene razón. En sus posturas políticas y enfrentándose a los terroristas. Por eso a algunas personas no les gusta.
“Yo creo que el aburrimiento y la miseria, opulenta o andrajosa, de la mayoría proviene de su bloqueo natural para disfrutar con metáforas”. Ay! El aburrimiento, cuánto mal hace en el mundo!
“Una vida sin indagación no merece la pena ser vivida”. Sócrates.
Comentarios tronchantes: “Un personaje de Salvador de Maradiaga tenía como lema: ¿Y tó pa qué? Que es un buen ejemplo de inquietud filosófica aunque todavía sin pulir”.
La democracia: “Preferiría hacer disparates elegidos por él que disfrutar de aciertos impuestos por otro”.
“¿Se han fijado ustedes que llamamos animales superiores precisamente a los que parecen más capaces de sufrir? Es que la conciencia del sufrimiento establece a nuestro modo de ver la jerarquía en el orden de la naturaleza: cuanto más pueden sufrir, más se nos parecen”. Puff, latigazo para los animalistas y sus contrarios.
En política se sorprende del pacto de IU con el PNV. Por eso ahora, en este 2020, es peor. Se dice: ¡huy si lo viera…! Pues lo ve.
Una de las secciones que más me ha gustado son sus comentarios de amor hacia sus nombres ilustres, por ejemplo Spinoza: “Sólo llegó a habitar cuarenta y cinco años entre los hombres pero, a partir de ese febrero de 16 en que murió, los hombres ya nunca deshabitarán del todo el orbe de símbolos que fabricó”. O el amor inmenso que le otorgó a Ciorán. Savater fue su descubridor. El pesimista más salao de la historia.
“La mayor venganza que podemos tomar contra la gente que nos odia es ser felices”: Madame de Chátelet.
Una cosa que me gusta imaginar es ver a Savater con una túnica blanca, un libro bajo el brazo y departiendo y lanzando preguntas filosóficas a un grupo de jóvenes, es decir, imaginarme a Savater cual Sócrates.
La edición es de José Sánchez Tortosa para la Esfera de los libros y colección dirigida por Gabriel Albiac. Tres euros en la librería Solidaria, Moncloa. Un maravilloso descubrimiento.
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