Como figura en varias páginas más abajo, no hace mucho leí la Autobiografía
de Goytisolo y me gustó mucho. En ese libro se hablaba a veces de Señas de
Identidad calificándola como de novela autobiográfica. Muchas de las escenas
que se cuentan en la biografía aparecen ahora noveladas. Me hubiera gustado
haber leídos ambos libros al revés: primero la ficción y luego la vida o la
verdad. Por ejemplo, es más interesante y atrevida la escena en la que tiene un
encuentro sexual con un marroquí en la vida que en la ficción. La descripción
del hombre contundente, el amante, con mostacho negro, padre de familia
numerosa, los ojos brillantes, el deseo, la despedida sin más explicaciones.
En una, en la verdad, es Juan; en la otra, en la ficción, es Álvaro Mendiola,
un fotógrafo y periodista que se mueve por los mismos sitios y circunstancias
que Juan. Su viaje al atraso del sur peninsular, los problemas políticos, la
dictadura, los desengaños del comunismo, sus amores, la Barcelona de los
sesenta, el norte de África.
La manera de narrar es aquella en la que se buscan nuevas formas de
expresión: ruptura de los tiempos, las cartas, las declaraciones, alternancias
de las personas que narran: segundas y terceras personas, programa de festejos,
etc. No me gustan los experimentos en la literatura, aunque a veces salgan bien.
Como digo, me gustó más la vida que la novela. Así es que creo que
me despido de Goytisolo para una temporada...
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