Este es uno de los libros encontrados en el
contenedor de papel en el verano de hace dos años. Éste, de la editorial
ediciones B, año 1991, es el único que lo estaba de manera justa. La
autobiografía es mala. Y se nota que no se ayudara, como en el caso de Agassi, del
Moehringer de turno para darle ese tono mínimamente profesional a una obra.
Comienza hablando de sus bisabuelos, abuelos
y padres, lo que siempre es, a menos que sean ellos mismos materia de interés,
un poco coñazo. Luego habla de sus hermanos: Tom, nacido el 8 de noviembre de
1905, y luego sigue hasta seis. Y cuenta que eran felices. Siempre he defendido que se puede escribir de cualquier cosa pero simpre que sea divertida, amena, interesante.
Por supuesto cuenta sus aventuras
cinematográficas, sus amores, sobre todo con Specer Tracy. Está todo contado como si fueran las respuestas a una revista de Lecturas, Hola, o Semana.
Bueno, y poco más que contar. El libro lo he
leído en poco más de media hora. Media hora perdida en la lectura de un libro,
aunque sea malo como este, no es mala cosa tampoco.
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