Uno de los libros que más he disfrutado en la
vida lo escribió este gigante de las letras, aunque pequeño de estatura y de
voz aflautada, A sangre fría. Llevó el reportaje periodístico a las alturas del
arte. El decapar un hecho delictivo de una manera magistral.
Este libro está compuesto de una amalgama de
relatos recogidos de aquí y de allá, impulsada, su edición, seguramente para
estrujar el tirón de su apellido. Dice la contraportada que es lo más parecido
a lo que se podría llamar una autobiografía. No sé. Yo diría que es una mezcla
de literatura de viajes y relatos más o menos logrados.
El escritor viajó y se instaló un tiempo en
Tánger. Esa es la zona del mundo, la cultura árabe, donde más me gusta ver a
los intelectuales europeos o americanos. Bowles, Goytisolo, Capote, Caneti,
etc.
El relato que más me ha gustado ha sido el de
Lola, la historia de una amistad, de un amor podríamos decir, entre un cuervo,
regalo de una campesina italiana y el narrador. Es divertido, cómico,
efectista. Y también “Una historia terrible”, perteneciente a Párrafos griegos,
donde se cuenta, efectivamente una historia horrible: la muerte de un joven
comido por las ratas en la playa de una isla desierta bajo los ojos
despavoridos de su madre.
Este libro, de Anagrama, lo compré en el
Rastro, en una mesa repleta de libros. Buen estado a dos euros. Se está
convirtiendo en una necesidad ir a este lugar, la Plaza del Campillo del Nuevo
Mundo, donde se pueden encontrar libros viejos a precio de gangas, pero también
nuevos más baratos que en las tiendas. No sé cómo lo hacen.
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