Un compañero me recomendó que visitara una
librería de viejo que está regentada por un mexicano. Un día, aprovechando que
tenía que hacer una gestión por allí, me acerqué. Efectivamente la librería es
bonita, está bien ordenada por temas y el encargado es solícito sin ser pesado.
En la hora y media que estuve allí me dijo dos o tres veces si quería su ayuda.
No tenía algunos libros de Trapiello que buscaba. Decía que había vendido
algunos tomos de sus diarios no hacía mucho. Así que, por hacerle algún gasto,
compré este libro que fue Premio Nacional de narrativa en el año 2008 aparte de
algunos otros. Me lo habían recomendado en algún foro de literatura; sobre todo
lectores del País Vasco.
El libro discurre casi todo dentro de un
avión. O mejor, la narración se cuenta en el avión. Pero se cuentan cosas de
barcos, de patrones que se ganan la vida en el mar, pescando. Se habla de tres
generaciones de una familia. A través de cartas, diarios, películas, documentos
que le hacen llegar protagonistas de aquellos lejanos días.
El libro tiene el detalle de tener en la
página 16 un desplegable de un cuadro de Aurelio Arteta Errasti y en él se ve
la representación de un baile rural donde unos buenos mozos bailan con guapas
mujeres mientras otros tocan instrumentos: acordeones o panderetas. En la
novela se cuentan muchas cosas de manera resumida y va cambiando de una a otra
sin que resulte molesto. Me ha gustado ese tono de literatura de viajes en el
cual se interrelaciona con otros viajeros donde se preguntan y se cuentan
cosas.
Nada más empezar una cita de Elías Canetti
del que he leído tantas y buenas cosas: “Di tus cosas íntimas, dilas, es lo
único que importa. No te avergüences, las públicas están en el periódico.
Y una poesía de Kevin McNeil
La
mujer es agua,
Agua
limpia y eterna.
Los
hombres no son más que la sal y la pimienta
En
la sopa de esta noche.
Aunque no suelen gustarme éste me ha llegado.
Quizá sea esa aproximación de “esta noche”, el “agua limpia y eterna”.
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