lunes, 19 de diciembre de 2016

FARÁNDULA. MARTA SANZ.





  Esta novela ganó el año pasado el premio Herralde. Me la habían recomendado desde diferentes foros y tenía ganas de leerla hacía unos meses. Y me ha ocurrido lo que pasa cuando las expectativas son muchas: defrauda. Es sobre el mundo del teatro, el mundo de la cultura, de la farándula. Valeria Falcón es una actriz que visita cada semana a Ana Urrutia, actriz en decadencia y con el síndrome de Diógenes. En torno a estos dos personajes van desfilando otros de este mundo. También, como dice la solapa, sobre el desprestigio de la cultura. Como dice la película El Ciudadano Ilustre que acabo de ver, a la cultura no se la debe ver como un utensilio raquítico que hay que proteger, no, la cultura es indestructible e inevitable.
  La verdad es que el tema me interesa: es muy actual. Habla de cómo se mueven los protagonistas de este mundo en torno a la política y a la reivindicación.
  Vamos a ver, he dicho que defrauda. Casi que lo voy a retirar. La novela está muy bien. La estoy repasando ahora mismo y tiene párrafos acertadísimos:
 “Valeria hizo un esfuerzo para verse a sí misma dentro de veinte o treinta años, y decidió que lo mejor sería volver a fumar, excederse con la ginebra y con las malas compañías, follar sin condón y no lavarse, comer pasteles y torreznos en las barras de los mesones, apoyar las nalgas en los retretes públicos, salir a la calle para aspirar bocanadas de dióxido de carbono. Pensó: Será mejor morirse pronto”.

  A veces me da por pensar estas mismas cosas si quitamos lo de sentarse en el retrete.

  Hace igualmente una radiografía exacta de los trolls que abundan por las redes, de los aspirantes a programas de realities, de la precariedad que va impregnando todas las capas excepto la capa del brillo de los que están más arriba, sostenidos por el compadreo y la corrupción.

  Da eco a las palabras que se pronuncian en estos tiempos hasta la arcada:

“Vete a vivir a Cuba, farsante, qué cómodo decir esas cositas con el riñón cubierto, Y encima el pueblo subvencionando vagos, Zapatero, a tus zapatos, Los artistas verdaderos no se meten en política, ¿Y tú dónde tributas, tuercebotas?, ¿cuál es tu paraíso fiscal?, es un actor malo, un mentiroso, una mala persona, Éstos son los cánceres y los chupasangres que deberíamos extirpar de la sociedad, Gorrón, comemierda, asesino, ¿Eres actor? Actúa y cállate la boca, ¡payaso!, Es un chulo fracasado y no le queda más recurso que decir gilipolleces, para intentar notoriedad, Un perfecto hijo de puta, Dando pábulo a lo que dice este fracasado mamón le damos de comer, Pero quién le pone atención a este tipo. Miren la cara de loquito que tiene. Ya en serio, no entrevisten a esta clase de personas, Hay que colgarle de los cojones televisivos, digo; cómo, pues sencillamente haciendo zapping cada vez que salga: Cago zurullos más inteligentes y atractivos que esta mierda de persona, De un mal actor, amargao de la vida e iletrado, ¿qué podemos esperar? Ni caso a este simplón, Este retrasadito tuvo una infancia difícil, sus padres no le compraban juguetes y así se ha quedado, una lástima con lo buen actor que es, Qué país, no puedes insultar al árbitro o al equipo rival en el Fútbol y sin embargo algunos comediantes de pacotilla nos insultan a todos, Debería ser fusilado sin juicio previo, vividor del cuento hasta el límite, Comunista capitalista que nos toma el pelo. Asco”.

  Ya, lo confieso, me ha gustado mucho, ya está. Y este párrafo pretérito me va a venir al pelo cada vez que tenga que lidiar (cada vez menos) con el ejército de pequeños trolls que hay por ahí. Es un espejo en el que, espero, se mueran de vergüenza al verse reflejados.
  Me pido para Reyes su Lección de Anatomía, basado en hechos… autobiográficos.

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