¿Por qué he querido leer estos diarios?
Primero, porque me gusta leer diarios, y segundo, porque me gusta Piglia desde
que leí su maravillosa novela Plata Quemada. Ahí supe apreciar a un escritor
que mima a sus lectores, de esos que son capaces de proyectar en tu cerebro, en
cada uno de los cerebros que lo leen, una película en la que cada uno es capaz
de situar un tiempo, un espacio y unos personajes con sus historias. Y lo hace
tan bien que es capaz de transmitir un poco más: olores, inquietudes, suspenses.
Emilio Renzi es el alter ego de Piglia. En
realidad es el propio escritor o mejor dicho, su primer nombre compuesto y su
segundo apellido. Estos diarios forman el primero de una trilogía: Años de
formación (1957-1967), Los años felices y Un día en la vida. En esta ocasión
los lectores asistimos al recuento de sus primeras películas, sus primeros libros,
sus amores, la relación con sus padres; su madre nunca juzgaba a nadie y es la
lección que aprendió a la hora de escribir: no juzgar a sus personajes. “Mi
madre tiene un criterio moral que yo admiro. Nunca juzga a nadie que sea
miembro de la familia, o mejor, siempre absuelve y comprende a quien sea con
tal de que pertenezca al clan. Por ejemplo, si en la familia hubiera un asesino
serial, mi madre diría: Bueno, siempre fue un muchacho nervioso”.
Piglia hace referencias a muchos escritores:
Pavese, Fitzgerald, Borges, Hemingway, Henry James, etc, y hace una reflexión
sobre la importancia de escribir recordando una frase anotada en un ejemplar de
la Cartuja de Parma de Sthendal: “¿Qué hubieras preferido escribir un libro
como éste o tener tres mujeres?”, la respuesta que yo le hubiera dado es que
hubiera querido tener tres mujeres por haber escrito ese libro, y, si no a la
vez, sí tres hermosas mujeres en diferentes fases de una vida, en fin. Y
hablando del suicidio: hace muchas referencias a él. No puede ser más
inevitable si hablamos mucho de “El oficio de vivir”. “Desde hace un año pienso
siempre en el suicidio”, anota el poeta, y añade Renzi: “Obsesión secreta,
pasión solitaria, el suicidio es un vicio del pensamiento, manía del
intelectual que piensa demasiado, que está condenado a pensar”. En esta entrada realiza un mini ensayo arrebatador
en torno a la obra del diario que llevó y desembocó en la muerte del poeta
italiano. Al pie de página no pude evitar poner la palabra “¡¡genial!!” a pesar
de las críticas que siempre me hace S. por “señalar” los libros, pero al fin y
al cabo son míos y siempre me gusta encontrarme esos subrayados y anotaciones cuando
los reviso.
Como dije, habla de miembros de su familia y
reflexiona sobre qué podrían decir personas de ella o de otros conocidos. Así
de su padre: “Un hombre que le cuenta a otro sus aventuras amorosas es un
tarado, y si encima es el padre de uno, esa estupidez infantil se convierte en
algo siniestro”.
En varias ocasiones Renzi hace referencia a
su falta de dinero. Cuesta hacerse una idea cuando un lector sabe de un
escritor de fama el que haya pasado calamidades. Su abuelo lo ayudaba en muchas
ocasiones a cambio de que le ordenara sus papeles de la guerra y sus libros y
demás archivos. Se nota la obsesión en muchas entradas por intentar atrapar
historias. Un escritor lo es siempre a tiempo completo. Al igual, en cierta
manera, que un lector obsesivo, y no digamos nada en un comprador obsesivo de
libros.
Pero voy a acabar. Al fin y al cabo escribir
lo que sea consta en gran medida en podar y podar: “Lo omití basándome en mi
teoría de que se puede omitir cualquier cosa si se sabe qué omitir y que la
parte omitida refuerza la historia y hace al lector sentir algo más de lo que
ha comprendido”. Hemingway.
Pues eso, a esperar con ansia el segundo
tomo.
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