lunes, 28 de diciembre de 2015

ANTONIO MACHADO. JUAN DE MAIRENA.



  Leyendo este libro del gran poeta sevillano  a uno le pasa lo que le pasa a cualquiera que llegue por primera vez a la ciudad de Nueva York: esto lo conozco como si hubiera estado antes. Y es que hay frases, ideas, decires que salen a lo largo de artículos en la prensa, en libros de otros autores, en comentarios, en mil sitios. Este libro podría servir para apuntalar cualquier cosa sobre lo que uno quiera escribir: religión, política, educación, guerra, mil temas importantes y lo hace con profundidad, lucidez y brevedad. Un ejemplo de lo que la gente da por entendido y no se ha parado nunca a pensar:
  Religión:
  “Amar a Dios sobre todas las cosas es algo más difícil de lo que parece. Porque ello parece exigirnos: primero que creamos en Dios; segundo, que creamos en todas las cosas; tercero, que amemos todas las cosas; cuarto, que amemos a Dios sobre todas ellas. En suma: la santidad perfecta, inasequible a los mismos santos”.
  Política:
  “Nuestro políticos llamados de izquierda, un tanto frívolos –digámoslo de pasada-, rara vez calculan, cuando disparan sus fusiles de retórica futurista, el retroceso de las culatas, que suele ser, aunque parezca extraño, más violento que el tiro”.

  Polémica:
  “…Si unos cuantos viragos del sufragismo, que no faltan en ningún país, consiguiesen en España de la frivolidad masculina la concesión del voto a la mujer, las mujeres propiamente dichas votarían contra el voto; quiero decir que enterrarían en las urnas el régimen político que, imprudentemente, les concedió un derecho a que ellas no aspiraban. Esto sería lo inmediato. Si, más tarde, observásemos que la mujer deseaba, en efecto, intervenir en la vida política, y que pedía el voto, sabiendo lo que pedía, entonces podríamos asegurar que el matriarcado español comenzaba a perder su fuerza y que el varón tiraba de la mujer más que la mujer del varón. Esto sería entre nosotros profundamente revolucionario. Pero es demasiado remoto para que pueda todavía preocuparnos”. O  yo lo entiendo mal o tira de fina ironía o ¡cómo cambian los tiempos!
  Del sentimiento:
  “Algunos sentimientos perduran a través de los tiempos: mas no por eso han de ser eternos. ¿Cuántos siglos durará todavía el sentimiento de la patria? ¿Y el sentimiento de la paternidad?”
  Observaciones certeras sobre lo que significa ser español:
  “Hay que ser español, en efecto, para decir las cosas que se dicen contra España”.
  De la filosofía; no obstante el mismo Machado decía que Mairena era su yo filosófico:
  “Que no vivimos en el mejor de los mundos posibles, lo prueba suficientemente el que apenas si hay nada de lo cual no pensemos que pudiera mejorarse…” “Un optimismo absoluto no me parece aceptable”.
  Justicia social:
  “Dejar al hombre a solas con su hambre y la de sus hijos es proclamar el derecho a una violencia que no excluye la antropofagia”.
  Sobre los toros: “Confieso que nunca me han divertido”.
  Sobre el dolor de un semejante: “Condenar a un hombre a esperar la muerte es más cruel que matarlo”.
  En fin, qué pena que otro español tan sabio, tan español,  tuviera que marcharse a morirse afuera.

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