En julio nos fuimos toda la familia a una casa rural de un pueblo de
Toledo, concretamente, Urda. La casa resultó ser una magnífica propiedad llevada
magníficamente por Ángel y su familia compuesta de su mujer, dos hijas y el
yerno. Tenía las suficientes habitaciones, espaciosas y climatizadas, un
correcto salón donde degustar las estupendas comidas que nos sirvieron, y una
piscina pequeña pero agradable, lo suficiente para soportar la tremenda ola de
calor que sacudió a España durante la casi totalidad del mes de julio, un horno
constante. En casi tres días da tiempo a hablar de casi todo y hablamos de mi
amor por los libros. Cuando regresamos a Madrid, unos queridos primos de mi
madre con los que compartimos esos días, quisieron obsequiarme con este libro.
Con una dedicatoria: “Al mejor organizador del mundo. Te queremos”. E. y R. Soy
malo obsequiando regalos y creo que peor aún recibiéndolos. Me da vergüenza y
creo que se nota. Les dije que me había limitado a hacer la reserva y a concretar
con Ángel los detalles. Con hombres como él todo es mucho más fácil. Sentido
común y emanación de tranquilidad. El caso es que hace unos días terminé de
leerlo y en contra de lo que me pareció la primera impresión, la de ser un best
seller con autor español, me ha parecido una novela de intriga más que
aceptable; incluso por encima de la exitosa “Código Da Vinci”, que es muy
posterior. Francisco Asensi fue sacerdote durante diez años y estudió
filosofía, teología e historia. También fue director de un colegio mayor
universitario. Esta fue su primera novela escrita, del año 1996, por eso les
costó encontrarla.
Lo primero que sorprende es su carácter adivinatorio. Trata sobre un papa
que, bordeando el final del milenio, dimite y se produce el consiguiente cónclave
para elegir un nuevo papa. El casi seguro candidato aparece muerto en extrañas
circunstancias. Según se va leyendo uno se va sorprendiendo que coincida en
tantos aspectos con el tiempo actual. Toda la trama, muy bien hilvanada, sirve
para hacer una crítica de la iglesia. Y como la iglesia siempre ha sabido
sobrevivir a través de los tiempos, en este libro de ficción se especula con la
idea de la introducción de la mujer en su seno. La Sibila es esta mujer.
Un párrafo significativo de por
dónde se mueven los hilos es el que sigue: “¿Ha pensado, monseñor Alberola, lo
que usted podría hacer por esa Iglesia, si llegase al pontificado? La Iglesia tiene
que volver a sus orígenes, a su verdad evangélica… ¡Necesitamos un papa de esas
agallas!”.
“Si la Iglesia ´Católica no da esos pasos, no sobrevivirá por mucho
tiempo”.
“Miguel Ángel escribió: La mujer será la piedra de Pedro, pero ¿Qué
significado tiene?”.
Se habla mucho sobre la existencia verídica de la papisa Juana.
No sabemos si a ciencia cierta existió o no pero, al menos, ha servido
para introducirla en obras entretenidas y bien escritas como ésta.
Jesús dejó unas cuantas frases, casi todas de amor. Miles de libros
hicieron falta para ponerlas en práctica sin conseguirlo. Cuanto más religioso
dice ser, más alejado de este Papa dice sentirse: porque habla de amor y
justicia. Baudelaire decía que Dios era un escándalo, pero un escándalo
rentable. Y el mensaje de Jesús no es rentable, ¿Cómo iba a serlo?
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