Me acabo de enterar que Pla murió un 23 de abril de 1981. Quizá para
dejar su impronta certera y con retranca: ¡¡Ahí queda eso!! Leyendo sus
inéditos diarios, La vida lenta, he pensado que sí, que a los que nos gusta
leer a un autor querido nos gusta leerlo todo de él. De Pla, como en los
cerdos, se puede aprovechar todo, pero estos dietarios, anotaciones hechas en
una agenda para uso exclusivo de ayuda a su memoria, son casi casquerías. Sí,
muy apetitosas, pero sin la gracia que demostró el maestro durante tantas miles
de sus páginas escritas. Me gusta que me cuente que quedó a cenar con Néstor
Luján, vale, pero también me gustaría saber de qué hablaron, si de libros o de
bellas señoritas casquivanas. Uno acaba hartándose un poco de sus anotaciones
diarias sobre el clima, sobre que está muy fatigado, sobre que tiene fiebres
eróticas pensando en A., sobre el olor a alfalfa. Repito que me gusta no
obstante pero…, resulta cansino. El Cuaderno Gris es el resultado de pasar
estos apuntes por el colador de la literatura, del desarrollo y el estilo. Aquí
sólo hay apuntes del natural; sin una pizca de color.
Otra vez vuelven a coincidir algo aparecido en la prensa con
algo leído en el libro que acabo de terminar. De rabiosa actualidad, como se
suele decir. La sentencia aparecida en el periódico es el del siempre lúcido El
Roto.
“¡No saben el tiempo y el esfuerzo que lleva el no hacer
nada”.
Se ve a un ejecutivo o a un político (ya casi son lo mismo)
sentado en su oficina en actitud ociosa. Y la frase del libro es una de las
pocas cosas resaltables del dietario del ampurdanés. El director de un
periódico, del Bilbao, le dice:
“No se hace idea de la cantidad de langosta que tengo que
comer para ganarme la vida”.
Cuando publiquen sus
listas de la compra me pensaré seriamente si merece la pena su lectura. No todo
vale en la casa de un genio como el ampurdanés. Y que no engañen a sus futuros
lectores con un excelente prólogo como el de Xavier Pla. Demasiadas
expectativas. Cada vez desconfío más de esos editores que rebuscan hasta en la
basura para encontrar cualquier cosa que haya dejado escrita.
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