jueves, 7 de marzo de 2024

ARCADI ESPADA. VIDA DE ARCADIO.

   El libro se lo compré a un tipo de wallapop por diez euros, con los gastos de envío. Cuando cerramos la operación (por correo) me dijo que iba subrayado. Le dije que me lo podía haber dicho antes pero no me importaba si no era muy escandaloso. Pues a los suyos, abundantes, en diferentes colores, se suman los míos. A veces dialogo con ellos: Sí, No, de acuerdo, y unos cojones.

 Hacía tiempo que no me divertía tanto. Y no son digamos, festivas. Son duras. Y está llena de frases, reflexiones, ideas, que hace creer que le ha dado al coco pero bien.

“Es probable que una obligación evolutiva impida que los jóvenes se eduquen en la verdad. Sería hacerles spolier con la vida y desinteresarlos dramáticamente, en consecuencia”.

Enseguida recordé el poema de Gil de Biedma. Que la vida iba en serio, etc.

Las memorias parten de un hecho cierto: todo recuerdo es también ficción. Cualquier relato, verdadero o inventado, es ficción.

“Cualquier relato de cualquier género está sostenido por la voluntad. Lo que distingue a la realidad de su representación es la voluntad”.

 Y claro, ahí me acordé del sabio Schopenhauer.

 No me gustan los libros que ponen al “yo” en tercera persona. Yo soy yo y tú eres tú. No intentes engañarme. Quizá por esto tardé más en comprarlo. No obstante lo dicho, aquí está justificado. A lo largo de estas memorias el autor establece un tierno diálogo entre Arcadi y Arcadio de lo más tierno. En algunos momentos emocionantes.

  “Realmente el yo no es segunda persona”. César González Ruano.

  Arcadi nunca me ha llegado a caer del todo bien. En televisión queda algo pedante y medio chulesco pero por lo que sea me interesa mucho lo que piensa. Me pasa como me pasaba con Javier Marías, que me gustaba como escribía pero no como hablaba.

    Maneja figuras políticas impagables: En Cataluña muchos eligieron ser comunistas para ser nacionalistas de manera segura y confortable”.

  “Nacemos y crecemos desiguales, tanto por naturaleza como por cultura, y cualquier ingeniería que trate de corregir drásticamente esa premisa acabará produciendo una sociedad estática e indeseable”.

  La canción Al Alba, de Aute, no fue por los fusilamientos de Franco; era una canción de amor.

  “Escribir sobre los vivos es una fuente de problemas”, que se lo digan a Trapiello.

  “Como en las religiones, el más allá comunista no requería detalles al margen de que la felicidad imperaría”.

  “Por que como dijo Dawkins no es que el hombre venga del mono, sino que es un mono. Pero nunca tuviste la clara noticia de que todos los seres de la tierra son una familia mal avenida, que es la perturbadora conclusión darwiniana”.

  “Ante alguno de eses diarios especialmente minucioso, como el de Paul Léataud, siempre pienso en la raíz de su interés absorbente”.

   “Cada hombre debería escribir su vida, porque en cada página habrá algo que ningún hombre haya oído”.

  “La vida es así, como el futbol: unos cuantos juegan y el resto lo comenta”.

  Y un buen consejo: “Cuando enseñaba en la universidad –Hossenfelder- trataba de inculcar a los alumnos que la belleza en la escritura no consistía en el uso de palabras supuestamente bellas o amaneramientos estilísticos. La claridad, la precisión y la economía, les decía, son toda la belleza”.

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