domingo, 28 de mayo de 2023

AGONIZAR EN SALAMANCA. LUCIANO G. EGIDO.

   Qué posibilidades había que yo comprara este libro, del 2006, si apenas los libros duran unos meses en las librerías. Por eso me gusta la feria del libro de ocasión de Recoletos. A veces te pasa que encuentras un libro inesperado y se convierte en una lectura importante. No había leído nada de Luciano Egido y, joder, es muy bueno. Tiene noventa y tantos años y sigue vivo. No como el pobre Antonio Gala que acaba de fallecer.

  El libro trata sobre los últimos meses de Unamuno y su dolor, su dolor de España. Todo eso que se puede enconar en este país se enconó del todo en los años treinta. Alterutral. Palabra que jamás había visto y que significa “el que se coloca en medio de dos partes antagónicas”. El sabio de Bilbao no quería ese Frente Popular, no quería a los militares levantiscos. Unamuno quería un país democrático, moderno, más educado, sano mentalmente. Insistía que lo que nos pasaba era que estábamos enfermos de odio, de rencor, de envidia.

  “…cuando con el triunfo del Frente Popular en las elecciones aquel hombre viejo se había llenado de temores. La perspectiva de una política inspirada en el marxismo le inquietaba y, como siempre había hecho, psicológicamente obligado a hacerlo, se puso en contra de los vencedores, sin estar a favor de los vencidos”. “…el aire populachero y ruidos de la calle frentepopulista irritaba a su sensibilidad de cuarto de libros, de profesor y de pequeño burgués educado”.

  Si se sabe algo de la revolución de Rusia en 1917 se dará cuenta que en España pasó que una muchedumbre quería imitarla. Masas humanas ocupando fábricas, fincas, comercios, casas… descontrol, falta de certidumbre, arbitrariedad en cada aspecto de lo cotidiano. “la ocupación de fincas en la provincia por el Instituto de la Reforma Agraria, con asistencia del presidente de su junta Provincial”.

  En su proclama Franco dijo ligeramente alterado: “Fraternidad, libertad e igualdad”. Lo de Francia pero en distinto orden. Y terminaba: En bien de la Patria y de la República”. Curioso, como el hecho de copiar el dictador las palabras del rector: La defensa de la civilización occidental cristiana.

  Con las muertes, el caos, se sintió más solo que nunca: “…se recogió en el silencio angustioso de su cuarto de trabajo en Salamanca, porque donde había más de una persona no podía habitar la verdad”. Tremenda afirmación que denota la falta de fe en el ser humano y su derivada en la democracia.

  Una anécdota fabulosa. Se han producido las elecciones del 36 y ganado en las urnas (con los reparos que ya casi todo el mundo sabe) los del Frente Popular. De un artículo de principios de julio de Unamuno: “Un muchacho hacía sus necesidades en un rincón y, cuando le viene a reprender un guardia, grita: ¡Que soy del Frente Popular!”.

  Hay que tener una potente convicción para decir: El poder de Madrid está en manos de unos pistoleros. Como acto patriótico, Azaña debía suicidarse. Vaya panorama. Cuando en las arengas de las calles se oían los gritos de ¡Muera la burguesía! Él comentaba por lo bajo: “yo soy un burgués”. “No soy ni fascista, ni bolchevique. Soy solamente un solitario”.

  Pocos eran los que le visitaban al final de su vida. “Todo hombre civil que sea noble y entero está predestinado a la soledad senil; su vejez será un trágico aislamiento”. Cuánto me ha conmovido esta frase viendo a mi padre viejo y enfermo saliendo y entrando en el hospital. Con su debilidad a cuestas y su falta de memoria. “los poetas sabían que el primer síntoma de la muerte era el extravío de una palabra de sistema lingüístico propio de cada persona”.

  “Ese egoísmo biológico de los viejos”. “Da asco ser hombre”.

  Lectura importante y escritor del que ya, cuando vea otro por ahí, adquirirlo como un producto de importancia, de calidad.

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