lunes, 27 de junio de 2022

VIAJE A PIE. JOSEP PLA.


   Una reedición. Lo busqué en la feria del libro del Retiro de este año. Es mi costumbre cuando me gusta un autor: comprar todo lo que haya publicado. Pero no lo tenían. Más de cuatrocientas casetas y miles de libros y no tienen uno de Pla recién editado por Ediciones 98. Viaje a Pie me ha decepcionado. Bueno, al final lo compré en la Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes. Es uno de los más flojos a mi entender. Más que de un viaje se trata del retrato, poco condescendiente y amable, de los payeses de su terruño. No obstante me ha hecho reír. Me lo imagino caminando por los campos, hablando con los payeses, observando todo. Toda la miseria, porque estamos hablando de los primeros años de los cuarenta. Por ejemplo cuando describe un cuarto de baño donde el padre de familia no dejaba a nadie utilizar porque, decía, no eran lo suficientemente limpios para ello. En cambio, en la bañera, tenía una cuantas gallinas ponedoras.

 

“Yo he conocido personas que se han pasado la vida con un dedo humedecido y levantado, tratando de fijar la dirección del viento. Es una manera de pasar el rato como otra cualquiera y, desde luego, de una gran utilidad. En la vida hay que ponerse siempre a barlovento, hay que ganar barlovento siempre”.

  Este libro lo redactó el ampurdanés una vez terminada la Guerra Civil. Va casi siempre caminando, sin ningún espíritu deportivo o heroico. Con poco dinero. Se jacta de tener amigos con los que dejarse invitar.

 “Voy de pueblo en pueblo cuando los lugares están unidos por distancias discretas”.

“Hay que tener el dinero justo para lograr, viviendo una vida modesta, ser libre”.

  Y tiene frases que parecen haberse dicho esta misma mañana: “Desde 1917, la historia de Rusia no es más que una lucha feroz –a veces larvada, a veces sangrienta- entre campesinos y obreros industriales”.

  Elogio de los cantantes: “Tengo observado que la gente que canta en coros, orfeones, corales y, de una forma u otra, con esos tinglados musicales, es gente chocarrera, alegre y conformada. En los pueblos más civilizados, más cultos de la tierra, se canta sin cesar, y la iglesia ha hecho muy bien invitando a la gente a cantar”.
 

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