jueves, 8 de julio de 2021

VASILI PESKOV. LOS VIEJOS CREYENTES.


  Creo que fue en la página de novedades librescas del conjunto de blogs El Boomerang donde vi la reseña de este libro. Enseguida llamó mi atención. El descubrimiento a finales de los setenta  de una cabaña habitada por una familia en lo más apartado de la taiga siberiana: Los viejos creyentes. Una secta anclada en el siglo XVII debido a una especie de cisma religioso. La familia Lykov rezaba diez horas al día y prácticamente nada del mundo occidental era aprobado por ellos: no nos está permitido. Nada del mundo tenía que ver con ellos o su forma de vivir.

  Está editada en la deliciosa Impedimenta con traducción de Marta Sánchez-Nieves. Dispone de fotografías, planos y testimonios de otros protagonistas como Nikolái Ustinovich, etnógrafo, que fue el que le contó la historia. Peskov ha sido un prestigioso periodista del Pravda. ¿Por qué una familia decide apartarse de todo contacto humano? “Sólo veían la salvación del anticristo personificado en el zar, de las cargas del trabajo comunal y de las opresiones de las autoridades en huir y ocultarse. Los viejos creyentes de esta orientación no solo rechazaban el afeitado de las barbas ordenado por Pedro, el tabaco y el vino. No aceptaban nada del mundo: de las leyes del estado, el servicio militar, los pasaportes, el dinero, cualquier autoridad, los juegos en las fiestas, los cánticos y todo lo que la gente no temerosa de Dios pueda inventar. La amistad con el mundo es la enemistad con Dios. ¡Hay que huir y ocultarse!”.

  Tenían miedo de pertenecer a cualquier medio de organización social. “Están inscribiendo a los nuestros. La palabra inscribir para los viejos creyentes era en todo momento la señal para irse bien lejos”.

 Leyendo la historia de esta familia; en el tiempo, un matrimonio y cuatro hijos nacidos: dos varones y dos hembras, me dio por pensar lo que pensé la primera vez que me hablaron de Adán y Eva: ¿Cómo siguió la estirpe si solo tuvieron a Caín y Abel? En una conversación Peskov pregunta al padre por qué sus dos hijos se fueron a vivir apartados del núcleo familiar: “aunque pueda que sea lo más importante, había que conjurar el peligro del incesto, algo frecuente en las sectas de viejos creyentes de la taiga”.

  Bueno, la lectura me ha parecido interesante y bien escrita; excelente crónica. Me gusta cuando sé de vicisitudes humanas llevadas al extremo, y ésta, junto a las guerras y a los naufragios es una de ellas.


 

No hay comentarios: