miércoles, 21 de julio de 2021

INSPIRACIÓN PARA LEER. JOSÉ ANTONIO MONTANO.

  A J.A. Montano le conozco (leyéndolo) desde que participaba en el blog de Jabois, hace ya más de una década. Cómo pasa el tiempo. Nunca he vuelto a vivir, en la internete, nada más divertido, jocoso, políticamente incorrecto, subversivo, ingenioso, que aquella cantidad de historias, sintagmas, metáforas, noticias e insultos, como los de aquel blog. Con el tiempo Jabois, periodista de provincias, se vino a Madrid, triunfó como periodista, y otros, como Montano, se hicieron columnistas después de haber sido otras cosas: viajero, guionista, diarista, bloguero. Bueno, sigue siendo estas cosas además de columnista, y sus admiradores, lo seguimos festejando. En la revista Jot Down, en la que colabora de vez en cuando, le pidieron un libro. Él siempre ha sido un escritor desde que era adolescente, pero un escritor sin libro. Y como no tenía le pidieron que seleccionara artículos, entradas, lo que fuera. Así, tendría “su” libro. Acierto. Este libro es la esencia de los gustos, de los intereses lectores de un gran lector, y escritor. No sé si de otras cosas, pero desde luego se puede jactar de ser un lector, por lo menos atento, un fino analista de lo que ha leído. Y sus lectores se lo agradecemos. Le debo unos cuantos descubrimientos librescos. Quizá el más feliz el de Jünger. Con Jünger tuve un problema: lo primero que leí de él es su libro más obtuso, más difícil: Los acantilados de mármol. Y lo descarté para siempre, hasta que Montano habló de sus diarios, y a partir de ahí lo leí todo del alemán, o al menos todos los diarios, incluso los de su vejez, que, aunque él no los apruebe, a mí me han seguido gustando.

En Inspiración para leer menciona a sus fijos: Savater, Cioran, Jünger, Trías, Pessoa, Umbral, Luis Antonio de Villena, Málaga y su playa, el gintónic azul. Agatha Christie, la primera. Y es que Montano hace una labor como la que hacía Borges, salvando las distancias que sean, que es ponerte los dientes largos cuando nos cuenta sus cosas, ya sea un libro o una estancia en un pueblito marroquí o una ciudad del Brasil.

  Pensaba que sí pero al final no he subrayado ni una palabra de este libro: este libro es ya un jugo esencial. Todo él es un continuo subrayado. Ahora sí, ahora todos sus lectores esperamos que se arremangue y se ponga a escribir un libro, otro libro.


 

No hay comentarios: