miércoles, 15 de julio de 2020

Esther y Óscar Tusquets. Tiempos que fueron.



  Hace tres semanas fui con unos familiares a pasar unos días a la casa que mis padres tienen en un pueblo de Alicante. Pasear en bici, playas alejadas de la gente, comidas en arrocerías inmejorables, cenas en un portugués digno del nombre, La Portuguesa y paseos por la noche por el paseo marítimo. Todo aderezado con buenas charlas. En la casa de mis padres apenas hay nada más que las cosas que hacen falta para vivir: Menaje, mesas sillas y camas. Pero en una de ellas, en una mesa había este libro. Llamé a mi madre para saber de quién era pues me interesaba. No hacía mucho había escuchado una conferencia de mi querido Trapiello donde Esther era también una ponente. No coincidieron en nada, notándose gran tensión entre ellos. Carne de Diario trapelliense, pensé. El caso es que me lo quedé, requisado y a buen recaudo, y lo leí. Siempre es interesante leer sobre una familia de la alta burguesía catalana. Aquellas de las que ganaron la Guerra Civil. Qué suerte habría tenido yo de haber nacido en una familia de la alta burguesía catalana.
  Antes que nada recordar que Esther era la madre de Milena Busquets y que murió en el 2012. El libro de su hija, que me gustó y que aquí dije algo al respecto, se centra en el recuerdo de su madre.
  El libro está hecho a dos manos (a cuatro dice la autora), las correspondientes a los dos hermanos a modo de diálogo e intercambio de recuerdos y pareceres. En muchas cosas piensan, cada uno de ellos está equivocada o equivocado. Pero da igual, en todas las familias pasan cosas parecidas. Una vez fui testigo de una discusión fuerte entre mi padre y su hermano apropiándose de una escena de la infancia donde a punto estuvieron de matarse en un acantilado donde se les había echado la noche encima. Cada uno decía: a mí me lo vas a decir que estuve allí.
  Se narran las primeras casas, el nivel de vida alto pero donde se tenían amistades con más poder incluso. El carácter de sus padres: más cosmopolita el de ella, nunca enamorada de su marido, con algún amante, en la que se cuentan incluso encuentros lésbicos; más común el del padre, médico de profesión y que luego se pasó a la edición y los seguros.
  Esther Tusquets dirigió muchos años la editorial Tusquets. Escribió algunas novelas y sobre todo libros de memorias. Algunas un poco provocadoras como Habíamos ganado la guerra o Confesiones de una vieja dama indigna.
  Óscar ha sido un gran arquitecto, imagino que lo sigue siendo pero ahora solo ejerce como pintor. He visto sus cuadros y me gustan mucho. Era ya un pintor bastante precoz pues de niño le acusaban de que sus dibujos y pinturas eran hechos por algún adulto de su familia. En directo y en vivo les demostró que no, que era ya un virtuoso.
 Me ha gustado. Ediciones B. Bruguera. Año 2012.

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