sábado, 21 de marzo de 2020

LA PRIMERA FAMILIA. MIKE DASH.



  Mañana será el segundo domingo que se cerrará el Rastro. Ni en la Guerra Civil se dejaron de montar esos puestos raquíticos, llenos de mercancías provenientes de los muertos en su mayoría. Ni un solo día de fiesta, ni un domingo se dejaban de llenar las calles de puestos, gente, bullicio, turistas, curiosos como yo, sobre todo en busca de ese libro que está ahí, esperándome, mirándome. En el Campillo del Nuevo Mundo, en uno de los puestos mejor surtidos y con más mercancía nueva veo este libro. El tema en principio no me interesa demasiado: Extorsión, venganza, muerte y el nacimiento de la mafia americana, como reza el subtítulo. Pero enseguida me fijo en el autor: Mike Dash. Es aquél que escribió uno de los más fascinantes que haya leído nunca: La Tragedia del Batavia y que el propio Simon Leys, escribiendo el suyo, Los Náufragos del Batavia dijo que no iba a intentar escribir un libro en profundidad sobre ese hecho, que ya lo había escrito Dash de manera magistral.
  El libro es una edición en tapa dura de una de las que más me gustan: Debate, en cuya portada se ve a un mafioso postrado en la mesa de un restaurante acribillado a balazos. Precio en la contraportada: 25 euros, precio para el Rastro, 10, y como si fuera nuevo. Traducción de J. Ramos Mena. Para ser el Rastro diez euros es mucho para un libro pero éste lo merece con creces.
  Dash es un ejemplo vivo de que no hay temas buenos o malos, divertidos o aburridos sino que hay temas bien o mal escritos. Es un escritor metódico que usa abundante bibliografía, que viaja a los sitios donde se desarrolla la acción, que habla y se ayuda de los que saben.
  Tanto me ha gustado y tanto es el tiempo a lo que nos obliga este confinamiento que he vuelto a ver la trilogía del Padrino y estoy seguro que Dash se ha valido de estas imágenes para ambientar sus escenarios porque en muchas de las escenas se representa tal cual esos asesinatos, esa violencia.
  La mayoría de los protagonistas era inmigrantes de Sicilia que huían de la pobreza de su tierra. En Nueva York  las pasaban canutas, hacinadas familias enteras en edificios sin las más elementales comodidades. Pero algunos vivían de la extorsión a sus mismos paisanos. Comienza y de ahí arranca toda la historia del asesinato del barril.
  Es cierto que, como nos enseña la obra de Ford Coppola o esta mismo libro de historia, no compensa el dinero que se obtiene ni el poder; al final uno acaba fatal. Y no solo el mafioso sino también su familia: es desgarrador el grito casi de bebé de Al Paccino en la escena final cuando salen de la ópera con su hija muerta en sus brazos. Ese suele ser el final de todos ellos:
  “En una carta dirigida a su hija mayor, Onofria, escribía –Lupo, uno de los protagonistas reales de este libro- Estoy abrumado por mis recuerdos. Todos esos años en Estados Unidos, a veces pienso que nunca existieron. Me gustaría volver a ser un niño allí, en Sicilia, y morir joven, muy joven, y no llegar a conocer jamás todos esos años de lucha y de maldad”.

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