Están de moda, y me encantan (mira que lo
habré dicho veces), las novelas en las que el autor-narrador sale cosiendo la
historia en vivo, de presente, por entre las páginas, uniendo los hilos por
aquí y por allá, los porqués, las entrevistas, los viajes, su familia, sus
circunstancias, como las de Cercas o las de Carrère, del que habla en el
segundo capítulo. Esta novela es de esas. Y el tema, la negativa de un militar de
alta graduación, en el comienzo de la Guerra, a alzarse contra el gobierno, lo
que me impulsó a su compra. “Uno escribe desde su vivencia y desde sus ideas...”.
Habla en los primeros capítulos de sus dos
abuelos, de sus desdichas en las guerras de Marruecos, y en la de España, y que
se siente muy orgulloso. Me parece muy bien. Luego que se encuentra con la
figura histórica de José Aranguren, a propósito del libro que publicó hace unos
pocos años: La aventura histórica de la Guardia Civil. Cuando se enteró de su papel en el alzamiento
vio que había tema. No es para menos. Este libro podría ser una segunda parte
(buena como la serie del Padrino) de la novela que leí hace muchos años “La
guerra del General Escobar”. Escobar fue el Coronel que estaba a las órdenes de
Aranguren en aquellos tristes días. Publica las cartas personales que se cruzó
con Lorenzo Rubio, bisnieto del General para intercambio de información.
Visitas, cenas, estancias, fotos, condecoraciones y conversaciones: todo se
aprovecha para escribir una novela.
En el capítulo 8 ya entramos en la biografía
propiamente de José Aranguren: Nació el 8 de abril de 1875 en Ferrol. Sí, como
Franco del que fue amigo íntimo y quien no movió un dedo por evitar su
fusilamiento. Las vicisitudes recorren los siguientes capítulos: Vida dura
llena de guerras, familia, hijos, desplazamientos, tensiones, sinsabores y
muerte. Se cuenta muy bien el contexto histórico: Las grandes huelgas, las
grandes derrotas militares en Marruecos, la traición de la Generalitat en el
34, el alzamiento, las dudas espantosas de los protagonistas, las detenciones,
las ejecuciones... Ojalá que ni nuestra generación ni la siguiente tengan que
pasar por todo aquello.
En definitiva, un libro necesario para
rescatar del olvido, para traer a la memoria, a una figura clave en el devenir
de nuestra historia reciente. En su lápida ni siquiera figura su nombre: José
Aranguren Roldán, “un gesto de discreción de los suyos”. Tan solo pone “Familia
de Ponte y de Aranguren”. No lo recuerda la Guardia Civil a la que dedicó toda su
vida, ni su pueblo natal, ni la Generalitat a la que sirvió. No importa.
Lorenzo Silva ha hecho un trabajo maravilloso y, al menos, sus lectores, no lo
olvidaremos nunca.
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