martes, 20 de junio de 2017

20 de junio de 2017




Hoy, aprovechando que tenía el día libre, he recorrido la siguiente ruta: Cotos, Pingarrón, Guarramillas –vaya nombres- subidas y bajadas por angostos valles, y subida brutal a la Cabeza de Hierro, atravesando en recto las líneas divisorias; más de una hora intentando tracción con piedras sueltas en grandes pendientes.  Luego, la Cuerda Larga hasta casi la Bola del Mundo para seguidamente descender rápido por las pistas hasta llegar con las rodillas molidas de nuevo a Cotos. Más de cuatro horas. Soledad absoluta. Sólo he visto algunas vacas, águilas y una cabra. Dicen que caminando se piensa de otra manera y es verdad. Le he seguido dando vueltas a la frase: “Todos nos decimos que vamos a morir, pero nos lo decimos con la boca pequeña”.

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