03 de agosto.
Salimos a las 7:30 de la mañana. A pesar de que
ya hace calor éste aumenta según avanzamos hacia el sur. A la hora de la comida
llegamos a los apartoteles. Calor africano, rabioso. En recepción nos meten
prisas porque el comedor cierra a las tres. Es imposible encontrar
aparcamiento en un lugar cerca y debemos llevarnos los coches por ahí. Subimos
las maletas por empinadas cuestas, sudando. El apartamento es viejo y poco
cuidado. Huele a cloaca. Enseguida me doy cuenta que no es mi sitio. Hay bandas
de gente joven,muchachos musculosos con tatuajes. ¿Cuántos de ellos se
arrepentirán a medio plazo? Al fin y al cabo son marcas de pertenencia a una "ganadería". Muchos niños.Jaleo.
Llegamos al comedor agitados. Huele a comida
de batalla. Está claro que las percepciones de un viaje son las experiencias
propias que cada uno viva. En principio para mí son malas. Por la noche vamos al chiringuito de enfrente a
comer pescado frito. Nos timan. A pesar de que está bueno nos traen tal
cantidad de comida que al final, a pesar del esfuerzo, sobra una bandeja a
rebosar. Pero, claro, hay pagarlo todo. Precio desorbitado. Viven de los
relevos de la gente. No sé qué vamos a hacer cuando matemos también a esta gallina;
casi la última que nos queda.
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