El arte de coleccionar moscas, está escrito por un entomólogo sueco. Cuenta cosas sesudas sobre las moscas de forma simpática. Y sobre otros científicos y sobre viajes fascinantes de éstos persiguiendo bichos por el mundo. Desde Nabokov, desde Jünger, siempre me han parecido simpáticos e interesantes dichos científicos locos. Lo primero que se me ocurre es que son excéntricos: “nos quedamos quieos, como al acecho, y casi siempre en lugares al sol, al abrigo del viento y rodeados de olorosas flores. Quien pase por ahí puede tener fácilmente la impresión de que el cazador de moscas es una especie de convaleciente sumido en alguna forma de meditación. Y algo de eso hay”.
Al final no ha sido gran cosa. En algunas partes me ha aburrido un poco. He recordado a Maeterlinck, quien era insuperable cuando hablaba de termitas, hormigas o abejas. No, el sueco no tiene su gracia y su poder de comunicación.
A veces cita a autores pero no están traducidos, o cuestan un riñón. Él mismo nos escribe en este libro mini biografías de otros divulgadores: Malaise, Darwin, etc. De conceptos de belleza, rareza, la lentitud, de su propia vida.
Me gusta cuando cuenta cosas de su vida: Sjöberg vive en una isla al este de Suecia. Se dedica a las moscas, a la traducción, a la crítica literaria, etc. Su obra ha sido traducida a su vez a más de diez lenguas. Podría decir como Graves que las moscas le han sacado de pobre, como al poeta inglés el emperador Claudio.
No obstante lo dicho, le pongo un aprobado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario