lunes, 29 de enero de 2024

Fredrik Sjöberg. El arte de coleccionar moscas.

     Es de las pocas veces que compro un libro sin tener absolutamente ninguna referencia. Estábamos en el Corte Inglés y mientras ellas veían ropa yo me fui donde acabo siempre. Muchos montones de novelas de autores y autoras consagrados. Librotes caros, nada que me interese. Y éste de pronto me llamó la atención por el título, y sí, también por la editorial: Me encanta Libros del Asteroide. El título viene quizá a una deformación: me gusta encontrarme con las moscas en literatura. Sí, es raro, me encanta en Monterroso del que recuerda su cita: “Hay tres temas: el amor, la muerte y las moscas. Desde que el hombre existe, ese sentimiento, ese temor, esas presencias lo han acompañado siempre. Traten otros los dos primeros. Yo me ocupo de las moscas, que son mejores que los hombres, pero no que las mujeres”. Juan Tallón, el periodista gallego llegó a tener una sección en su blog en el cual todos sus lectores volcábamos cualquier alusión, párrafo, frase, documento en el cual figurara una mosca por humilde que fuera. Cuando dejó de publicarlas dejé de visitarlo. Para mí era de lo mejor. También me gusta leer sobre ratas. Cómo olvidar Nuestras hermanas las ratas. Uno de los libros más importantes de mi personal biblioteca.

  El arte de coleccionar moscas, está escrito por un entomólogo sueco. Cuenta cosas sesudas sobre las moscas de forma simpática. Y sobre otros científicos y sobre viajes fascinantes de éstos persiguiendo bichos por el mundo. Desde Nabokov, desde Jünger, siempre me han parecido simpáticos e interesantes dichos científicos locos. Lo primero que se me ocurre es que son excéntricos: “nos quedamos quieos, como al acecho, y casi siempre en lugares al sol, al abrigo del viento y rodeados de olorosas flores. Quien pase por ahí puede tener fácilmente la impresión de que el cazador de moscas es una especie de convaleciente sumido en alguna forma de meditación. Y algo de eso hay”.

  Al final no ha sido gran cosa. En algunas partes me ha aburrido un poco. He recordado a Maeterlinck, quien era insuperable cuando hablaba de termitas, hormigas o abejas. No, el sueco no tiene su gracia y su poder de comunicación.

  A veces cita a autores pero no están traducidos, o cuestan un riñón. Él mismo nos escribe en este libro mini biografías de otros divulgadores: Malaise, Darwin, etc. De conceptos de belleza, rareza, la lentitud, de su propia vida.

  Me gusta cuando cuenta cosas de su vida: Sjöberg vive en una isla al este de Suecia. Se dedica a las moscas, a la traducción, a la crítica literaria, etc. Su obra ha sido traducida a su vez a más de diez lenguas. Podría decir como Graves que las moscas le han sacado de pobre, como al poeta inglés el emperador Claudio.

  No obstante lo dicho, le pongo un aprobado.

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