lunes, 23 de octubre de 2023

Malos y Malditos. Fernando Savater.

 


  A poco de comenzar la lectura una observación: “le hubiera añadido ´adversarios´, pero el título me quedaba mejor así”. Y pone por ejemplo un tiburón. Un tiburón no es malo ni bueno, lo malo es encontrárselo con hambre. Este libro se lo compré a un tipo de wallapop. En realidad quería una novela de Trapiello, Al morir Don Quijote, pero en su perfil había cosas interesantes. Además de este librito (de Savater me interesan hasta los andares) una biografía difícil de encontrar de Ortega. Total, veinte euros. Este es un librito de Alfaguara del año 98, con unas estupendas ilustraciones de Juan Ramón Alonso. Y trata sobre los inmortales personajes de las obras literarias que a muchas generaciones nos han marcado la imaginación. Es un libro para jóvenes. Y lo lectores, aunque vayamos cumpliendo años, cada vez más, de más, nunca deberíamos dejar de ser niños. Leer es dejarse seducir. Y para ello tienen que existir los malos. “Una historia en la que todo el mundo es bueno es como una hamburguesa de cartón y patatas fritas”.

  Hay veces que existen en el mundo gentes malas porque apenas pueden ser otra cosa. Por eso la importancia de Frankenstein: “Soy malo porque soy desgraciado”. Habla de muchos personajes de novelas que han dado su juego primordial: sin ellos no habría historia, inquietud, tensión. Misterio. De Lovecraft dice que es maestro en que la descripción del monstruo se la deje a la imaginación del lector.

  Este libro podría ser un complemento perfecto, el postre delicioso, de aquel libro imperdible que fue La Infancia recuperada. “Después de todo, para eso, entre otras cosas, sirve la literatura: para que los sueños parezcan reales y la realidad parezca un sueño”.

  “Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros”. Rebelión en la Granja: Napoleón, el cerdo. Pero… “Esa rueda diabólica no acabará hasta que alguien sea capaz de perdonar o de olvidar”.

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