El libro abarca diferentes puntos de vista como la toma militar en 1704, las diferentes tensiones en torno a la roca, testimonios de primera mano y hasta las tribulaciones del submarino nuclear Tireless.
Siempre me gustaron los artículos de Manu en los periódicos y revistas. Le daba ese tono distendido y a la vez certero. Lleno de anécdotas aparentemente sin importancia pero que pintaban las escenas de colores brillantes. Sobre los últimos de Filipinas, sobre el Desastre de Annual, sobre un tipo que dejó todo en España para irse a un rincón de la selva solitaria, sobre la II Guerra Mundial.
Una anécdota sin importancia pero estupenda: “…cuenta la divertida historia de Inmaculada, la viuda cuarentona y española, cocinera en casa de un general británico en la Roca. Un cocinero en Gibraltar es un tesoro, de modo que el general y su señora estaban encantados con la española, hasta que un día Inmaculada pidió la cuenta. La generala, consternada, habló con la española. ¿Se encontraba a disgusto por alguna razón? ¿Quería un aumento de sueldo? No, Inmaculada quería el regreso de uno de los asistentes del general, un buen mozo inglés con el que compartía la cama a la hora de la siesta. Al asistente lo habían destinado al polvorín”. Ni que decir tiene que al asistente lo recolocaron en su puesto tan cercano a Inmaculada.
De vez en cuando el salpicado de una sentencia estupenda: “Ciorán dejó escrito que sufrir produce conocimiento”.
“Nunca pelea mejor el soldado que cuando sabe que el príncipe le mira”. Persiles de Cervantes.
“Cuanto más inteligente es un hombre, menos pertenece a un partido político”. Sthendal.
Cada vez que vea un libro nuevo en una librería de viejo lo compraré. Manu me ha hecho feliz siempre.
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