jueves, 11 de febrero de 2021

BLANCO NOCTURNO. RICARDO PIGLIA.

  Según base de datos he leído ocho libros de Piglia. De todos ellos el que más ha quedado grabado, a fuego precisamente, es Plata quemada, leída hace justo diez años. Desde entonces siguieron Respiración artificial, Camino de ida, El último lector, y Los díarios de Emilio Renzi, su alter ego, donde desfilan anécdotas, viajes, etc, lo que se cuentan en los diarios pero con la visión de un maestro.

  El pobre qué mala muerte tuvo, va a hacer ya cuatro años.

  En la novela se cuenta la llegada a un pueblo argentino de Tony, un americano de EEUU de origen puertorriqueño y con una maleta de cuero con bastantes dólares. Se le ve con dos mellizas, las hermanas Belladona, Ada y Sofía. Muere en la habitación del Plaza de un cuchillazo en el pecho. Y comienzan a intervenir distintos personajes del pueblo, el comisario Croce, los hermanos de las mellizas, el padre, el japonés, principal sospechoso, el jinete muerto, y Renzi, el periodista que cubre el caso y que se hace amigo del inspector, que de vez en cuando se hace internar en un sanatorio mental. Parece una novela negra pero poco tiene que ver. “Todo es según lo que sabemos antes de ver”. No hay resolución clásica. Todo está en la madeja, en la red de relaciones de los habitantes ante la llegada de un tipo, americano, con plata. Todo se desequilibra porque siempre, en todos los sitios, hay gente a la que le hace falta dinero para salvarse.

  Está escrito en forma de crónica con bastantes artilugios literarios. Hacia la mitad del libro hay un dibujo: puede ser un conejo o un pato. “Vemos las cosas según las interpretamos”.

  “Cueto tenía el físico seco y fibroso, vagamente repulsivo, de los hombres mayores que hacen mucho deporte y se mantienen en una especie de patética juventud perpetua”. Cueto es el inspector que desbanca a Croce. He subrayado esta frase porque me he visto reflejado, sí, patéticamente. Soy mayorcete y hago mucho deporte. Creo que la alternativa es peor.

  Otro: Ahora le sucedía cada vez menos, pero cuando estaba con una mujer, y le gustaba su modo que tenía de hablar, se la llevaba a la cama por el entusiasmo que le provocaba verla usar el pretérito perfecto del indicativo, como si la presencia del pasado en el presente justificara cualquier pasión”.

  Varios personajes: Renzi, la madre de ellas, Croce, leen mucho e interpretan la vida y sus problemas a través de las historias que leen.

   Y una cosa curiosa que me ha pasado leyendo la novela. He comprobado un nombre: Alexis Olmedo. Jugador, efectivamente, de tenis. Miro la wikipedia: nacido en el 36;  muerto el 9 de diciembre de 2020. Justo el día que me compré el libro. El libro que venía como opción en la revista Jot Down que compro de vez en cuando, sobre todo si tiene un libro interesante, como es el caso. Ya me quedan pocos libros por leer de Piglia. Por suerte tenemos sus fantásticos videos de clases magistrales y conferencias. Ya pertenece al mismo polvo estelar que su maestro Borges.

 

 


 

No hay comentarios: