martes, 17 de noviembre de 2020

LAS CULTURAS FRACASADAS. JOSE ANTONIO MARINA.

 

    Algún conocido me ha dicho, al saber de esta lectura mía, que no soportaba a JA Marina porque le parecía un señor de esos  con zapatos de gamuza, chaqueta planchada y, en definitiva, como un tipo remilgado y algo plasta. Yo le contesté que era un poco pedante en las tertulias pero, para mí, después de leer Elogio y refutación del ingenio, me han interesado siempre los ensayos que he leído de él: Teoría de la inteligencia creadora, Ética para náufragos, La arquitectura del deseo, La inteligencia fracasada. De todos estos libros he sacado gemas que he ido coleccionando en mis cuadernos de apuntes. Y como le decía también: Es como leer libros de texto pero con encanto, cosa poco habitual.

  En el caso que nos ocupa el autor trata de hacer un repaso por la historia de las sociedades que en algún momento y debido a diferentes motivos han fracasado, o han triunfado. Y nos compara a la sociedad de las hormigas. Las hormigas, bajo mi punto de vista, son perfectas porque son en realidad un organismo en el que cada célula, cada individuo, es en realidad parte especializada de un todo y andan por el suelo sueltas. Esto lo dijo muy bien el gran sociobiólogo Edward O. Wilson en su maravilloso libro sobre las hormigas.

  El libro se estructura en pequeños apartados de títulos poéticos “La inteligencia enamorada y desamorada", "La inteligencia de los equipos", etc, donde se explica la cosa y se ponen ejemplos o anécdotas generalmente sabrosas. En el punto dos, por ejemplo, bajo el título ¿Somos racionales o irracionales en nuestros comportamientos sociales? Dice: “…me recuerda lo que contaban de un político optimista que decía: Arreglar el conflicto judío-palestino es muy sencillo. ¡Basta con que todos se comporten como buenos cristianos!”.

  Y una frase en la que se habla de un tema del que el día anterior estuvimos hablando en una entrañable comida en Aranjuez, las peleas entre atenienses y espartanos ¡Qué casualidad!: “Ya Tucídides vio en esto la verdadera causa de la guerra del Poloponeso: Lo que hizo inevitable la guerra fue el crecimiento del poder ateniense y el miedo que esto provocó en Esparta”.

  “Ortega estudió con gracia la génesis del gesto de darse la mano. Ese saludo resuelve un problema, el del acercamiento a un individuo cuyas intenciones desconoces. Al chocarse las manos se demuestra que no empuñan armas”. En esta actualidad pandémica no hay gesto más extraño que ver a dos individuos estrecharse las manos.

  “La esencia del hombre es el deseo”: Spinoza. Y tomarse las cosas, todas las cosas, con calma, como decía Amos Oz en el libro recientemente leído.

  “Los sistemas fascistas y también el sistema soviético, aunque por diversas razones, consideraban que el Estado era todo y el individuo nada”. Lo que enlaza con mi idea del abanico japonés que se cierra en 360 grados: vease VOX y Podemos.

  Me encanta leer frases, vamos a llamarlas ahora melodías, que han sido algo así como tarareadas por mí mismo: “Al parecer, estamos presos de nuestra herencia biológica y de nuestra herencia social”.

  “Es lo que Robespierre pensaba: Nuestra voluntad es la voluntad general”, y sigue: “Hace no muchos años, unos miembros de Herri Batasuna me dijeron lo mismo en referencia a un posible referéndum en el País Vasco: sólo tendrán derecho a votar los que comprendieran el deseo del pueblo vasco, es decir, la independencia. Es decir, ellos”.

  “El patriotismo es una herramienta afectiva para implicar a los ciudadanos en los asuntos públicos”. Así es más fácil pedirle sacrificios.

  “Un proverbio beduino dice: Para acercar nuestros corazones, alejemos nuestras tiendas”.

  “La evolución hacia un islam liberal y democrático sólo pueden hacerla los propios musulmanes. No se puede imponer desde fuera, porque suele producir rechazo, como los trasplantes de órganos”.

  “Para ella –Hannah Arendt- el motivo de mayor preocupación era que muchos de los que participaron en el Holocausto no fueran personas perversas, ni sádicos declarados sino espantosamente normales”.

 “Napoleón es un político amamantado por la Revolución Francesa. Franco sólo es explicable en un mundo que sentía pasión por gobernantes autoritarios, por la confesionalidad (religiosa o política) de los Estados, y por los nacionalismos extremos. Y gobernó en una España que desde hacía un cuarto de siglo añoraba la llegada de un caudillo”.

  “El niño nace con un cerebro configurado en el pleistoceno. La educación lo transfigura en pocos años, transfiriéndole las invenciones creadas por la humanidad a través de los siglos. En cada niño, renovamos la humanidad”. Esto lo dijo en forma de canción maravillosa Serrat, Esos locos bajitos.

  Recuerda, para acabar su libro, el epitafio de Max Aub: “Hizo lo que pudo”. Y termina el autor diciendo lo mismo: “Hago lo que puedo”. Así que me uno a ellos y lo digo: “Hice lo que pude”.

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