Hace unos meses Muñoz Molina habló de esta
novela y como casi siempre le hago caso y la compré. No siempre acierta. A
veces no me han gustado algunas cosas suyas recomendadas, pero por lo general
suele acertar. Stoner me ha gustado mucho. Ese ambiente universitario, las
cosas tan claritas contadas, con ese estilo pulcro, sencillo, pero
tremendamente efectivo. “Y puede ser divertido pasear por el mundo una vez más
antes de regresar a los claustros y a la lenta extinción que nos aguarda a
todos”.
Decía Muñoz Molina que había visto este libro
en el aeropuerto de Lisboa y que debería darle vergüenza a los aeropuertos
españoles, tan canijos a la hora de ofrecer un fondo de títulos. Es verdad.
Cada vez hay menos cosas, y no solo en los aeropuertos: también en librerías:
Fenac, Casa del Libro. Les cuesta dinero el local, el espacio. Por eso se está
comiendo la tarta tan rápido Amazon.
En la portada existe una frase que pudiera
servir de reclamo a millones más: “Calificada por la crítica como la novela
perfecta”. Y otras del estilo: la mejor novela de la década. La mejor novela de
misterio, o de terror, o de lo que sea. La mejor novela en muchas décadas. En
fin, cualquier exageración. Para mí no llega a la categoría de perfecta pero sí
me ha parecido una novela redonda, donde se cuenta la vida de un hombre, en
principio para tener una vida gris y vulgar (descendiente de una familia de
granjeros), y que llega a profesor de universidad para tener una vida más bien
gris y vulgar. Está a punto de irse a la guerra, como sus amigos, y decide no
hacerlo: “Debe recordar lo que es, lo que ha elegido ser y el significado de lo
que hace. Hay guerras, derrotas y victorias de la raza humana que no son
militares. Recuerde eso mientras decide qué hacer”. Le dice un superior del
claustro.
Lo que se cuenta carece de toda épica. Es la
vida que podría tener cualquier hombre: estudia, se hace un hueco en un
trabajo, se casa, tiene un hijo, tiene problemas, tiene una amante, en fin, lo
normal, pero donde estalla el talento es en la forma de contarlo. Todo está en
su sitio. Da la información exacta sin que sobre nada. Y un final triste, como
todas las historias humanas, la narración de una descomposición.
Lástima que apenas escribiera nada más. Sí
una novela histórica ambientada en Roma. Si alguna vez la veo, cosa que dudo,
la compraré.
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