En
el blog de ex componentes del blog de Muñoz Molina se habló de libros auto editados,
de las dificultades de escribir una novela, un libro de relatos, de cuentos, etcétera.
Óscar Maif, un miembro de este, apuntó que yo dije esto y aquello de su libro, una
crítica implacable. La verdad es que jamás hubiera dicho nada negativo en un
foro público pero era tanta la precisión del eco de mis palabras, de las que
plasmé aquí hace dos años sobre su libro, que sólo podría haberlas sabido por
haber leído este blog mío. No es un blog ciertamente secreto. Digamos que es un
blog de aguja en el pajar. Es un plasmar el contenido de mis eternas agendas en
un sitio donde se encuentran fácilmente las cosas que se buscan. Sin darle
publicidad, sin que lo sepan amigos, familia, etc, y que solo de vez en cuando
es leído por alguien al azar buscando aquello o lo otro. ¿Quién iba a pensar
que hubiera descubierto alguien cercano este sitio a posta y a sabiendas? Esto
empezó –se darán cuenta si se miran las primeras entradas (esto me lo digo
también a mi yo nonagenario)- con la intención de escribir pequeñas biografías
de escritores suicidas a través de los siglos. Luego se extendieron los temas
abarcando el de los libros la mayor parte, aunque los suicidas llegaron al
centenar, poco más o menos. Luego siguieron apareciendo, los letrados suicidas,
a lo largo de mis lecturas, de navegar por internet, etc, pero se me pasó el
interés de seguir con la nómina. Mis intereses van como un caballo de ajedrez,
recto y en diagonal y adelante y para atrás. El caso es que me sentí bastante
apurado al saberme descubierto, a la intemperie. Él dijo que no tenía
importancia pero sí que la tiene. El creer saber que no me leería el autor me
envalentonó. Quizá también quise jugar a ser un crítico feroz, despiadado, a
salvo de la contra. Por eso, por este pequeño disgusto, tampoco me hubiera
gustado desempeñar el oficio de crítico literario. No podría. Pero ahora existe
una pequeña tragedia. Aunque pudiera, no podría modificar lo que ya escribí. Sería
una autocensura sin sentido. Sí añadiría, le diría ahora al autor, que sí, que
sea perseverante, que escriba su novela, que cumpla su sueño. Yo la compraré y
querré una dedicatoria, y la leeré con mucho interés porque tendrá algo, por
pequeño que sea, que ya me incumbe. Aunque solo sea por ser compañeros en un
foro sobre libros. Un maravilloso espacio donde una docena de letra heridos nos
olemos las tintas.
Dice que le dolió sobre todo lo de mi deseo
de no intentar la novela, que ya hay demasiadas en el mundo y dice, para los
paños y las vendas, que mi frase: “lo podría haber escrito yo”, le aliviaba en
cierta manera porque le gustaba mi estilo como escritor. ¿Qué es ser un
escritor? ¿Quien escribe? ¿Quien publica? A veces he tenido tentaciones para
embarcarme en un proyecto de esos llamados literarios. Algún amigo, algún
familiar me lo han sugerido pero, a pesar de que alguna (cercana) me haya dicho
que tengo el ego enorme yo digo que no, que para mí tengo el ego del tamaño de
una nuez en el universo. Me faltará siempre la valentía de enfrentarme a una
crítica negativa.
Óscar, no le hagas caso a lo que escribí hace
dos años. Fue una tontería; si acaso, al contrario de esta entrada, un
ejercicio de estilo.
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