jueves, 4 de junio de 2020

4 de junio de 2020.


En el blog de ex componentes del blog de Muñoz Molina se habló de libros auto editados, de las dificultades de escribir una novela, un libro de relatos, de cuentos, etcétera. Óscar Maif, un miembro de este, apuntó que yo dije esto y aquello de su libro, una crítica implacable. La verdad es que jamás hubiera dicho nada negativo en un foro público pero era tanta la precisión del eco de mis palabras, de las que plasmé aquí hace dos años sobre su libro, que sólo podría haberlas sabido por haber leído este blog mío. No es un blog ciertamente secreto. Digamos que es un blog de aguja en el pajar. Es un plasmar el contenido de mis eternas agendas en un sitio donde se encuentran fácilmente las cosas que se buscan. Sin darle publicidad, sin que lo sepan amigos, familia, etc, y que solo de vez en cuando es leído por alguien al azar buscando aquello o lo otro. ¿Quién iba a pensar que hubiera descubierto alguien cercano este sitio a posta y a sabiendas? Esto empezó –se darán cuenta si se miran las primeras entradas (esto me lo digo también a mi yo nonagenario)- con la intención de escribir pequeñas biografías de escritores suicidas a través de los siglos. Luego se extendieron los temas abarcando el de los libros la mayor parte, aunque los suicidas llegaron al centenar, poco más o menos. Luego siguieron apareciendo, los letrados suicidas, a lo largo de mis lecturas, de navegar por internet, etc, pero se me pasó el interés de seguir con la nómina. Mis intereses van como un caballo de ajedrez, recto y en diagonal y adelante y para atrás. El caso es que me sentí bastante apurado al saberme descubierto, a la intemperie. Él dijo que no tenía importancia pero sí que la tiene. El creer saber que no me leería el autor me envalentonó. Quizá también quise jugar a ser un crítico feroz, despiadado, a salvo de la contra. Por eso, por este pequeño disgusto, tampoco me hubiera gustado desempeñar el oficio de crítico literario. No podría. Pero ahora existe una pequeña tragedia. Aunque pudiera, no podría modificar lo que ya escribí. Sería una autocensura sin sentido. Sí añadiría, le diría ahora al autor, que sí, que sea perseverante, que escriba su novela, que cumpla su sueño. Yo la compraré y querré una dedicatoria, y la leeré con mucho interés porque tendrá algo, por pequeño que sea, que ya me incumbe. Aunque solo sea por ser compañeros en un foro sobre libros. Un maravilloso espacio donde una docena de letra heridos nos olemos las tintas.
  Dice que le dolió sobre todo lo de mi deseo de no intentar la novela, que ya hay demasiadas en el mundo y dice, para los paños y las vendas, que mi frase: “lo podría haber escrito yo”, le aliviaba en cierta manera porque le gustaba mi estilo como escritor. ¿Qué es ser un escritor? ¿Quien escribe? ¿Quien publica? A veces he tenido tentaciones para embarcarme en un proyecto de esos llamados literarios. Algún amigo, algún familiar me lo han sugerido pero, a pesar de que alguna (cercana) me haya dicho que tengo el ego enorme yo digo que no, que para mí tengo el ego del tamaño de una nuez en el universo. Me faltará siempre la valentía de enfrentarme a una crítica negativa.
  Óscar, no le hagas caso a lo que escribí hace dos años. Fue una tontería; si acaso, al contrario de esta entrada, un ejercicio de estilo.

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