martes, 7 de mayo de 2019

ENRIC VUILLARD. EL ORDEN DEL DÍA.



  Fue de muchos sitios de donde me vinieron los consejos de leer esta novela. Es una novela corta. El estilo y el lenguaje son cortantes como hachas. Frases cortas, poéticas. El tema no lo es tanto. Trata sobre la reunión secreta que en el año 1931 tuvo lugar en Alemania por parte de los más grandes industriales y banqueros para dar su apoyo y su apoyo financiero a Hitler. “Esta obra desvela los mercadeos, los vulgares intereses comunes y las falsedades que hicieron posible el ascenso del nazismo y su dominio en Europa hasta los inicios de ls Segunda Guerra Mundial, con las consecuencias de todos conocidas”. Dice la contraportada. No encuentro una forma mejor de resumir esta lectura tan estimulante.
  El libro lo he comprado en la librería La Central de Atocha, la que está pegada al museo contemporáneo y a la fabulosa biblioteca. Me sigue dando pena entrar en una librería así, grande, razonablemente bien surtida. No había nadie, a nadie parece importarle ya los libros. Compro este y otro que he visto de Pla que no tenía. Cómo resistirlo.
  El libro de Vuillard es frío. Su comienzo: “El sol es un astro frío. Su corazón, agujas de hielo”. Tiene su poesía, y su enjundia: “Pero las empresas no mueren como los hombres. Son cuerpos místicos que no perecen jamás. La marca OPpel siguió vendiendo bicicletas, también automóviles”. “Una empresa es una persona cuya sangre afluye en masa a su cabeza. A eso lo llamamos una persona moral”.
  Una palabra subrayada. Busco su definición: Palinodia. Retractación pública de algo que había dicho o escrito. El mundo debería estar invadido de Palinodios por todos lados.
  “¿Acaso el hecho consumado no es el más consistente de todos los derechos?”. Que se lo digan a Hitler, que lo intentó. A los independentistas, que lo intentan.

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