domingo, 29 de octubre de 2017

VICTUS. ALBERT SANCHEZ PIÑOL.




  Con la primera  novela que leí de este autor catalán acerté: La piel fría. Una novela como las de antes: digna de todo un Julio Verne. Con la segunda terminé un poco mosca: Pandora en el Congo es una Piel fría pero en la selva africana. Con ésta digo basta. No empieza mal. Es una buena idea y es una novela que hubiera servido para poner en solfa o en perspectiva la cuestión que tantas veces sacan a relucir los nacionalistas catalanes, ese agravio que sufrieron por volver a apostar a caballo equivocado. La novela se va derrumbando al ritmo del derrumbe de las murallas de la ciudad condal ante el empuje de las tropas borbónicas. Va perdiendo interés según avanza la trama. Los personajes son planos y faltos de vida, como si le resultara trabajoso darles un soplo de dinamismo a los principales personajes. Las escenas de cama, una o dos, las despacha con un japonesista “yatá”.
 Victus, de Sánchez Piñol (Sánchez con el acento normal, no como el “sanchez” de Jordi, el de la ANC, que se lo pone al revés para parecer con el apellido extranjero) se dice en la parte que explica –al estilo resultón de una Nieves Concostrina por ejemplo- el asunto de la guerra de sucesión: “El problema de los catalanes es que nunca supieron qué deseaban, y al mismo tiempo lo deseaban intensamente”. Y lo que pensaba Quevedo de los susodichos: “Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Son las viruelas de sus reyes y todos la padecen. Esta nación se arma con delitos indignos de perdón”.
  “Pero dime, Martí, ¿qué sentido tiene una vida sin deseo de epopeya, sin alguna proeza que legar a la generación siguiente? Vuestro proyecto vital es el de las lombrices. Sin luz ni ilusión, siempre bajo tierra, jamás elevándose por encima de su tiempo. Es mejor perder la vida en la batalla que desperdiciarla en mansos mezquinos. Vuestro mal es la mediocridad del alma.
  Y el vuestro –repliqué- que os intoxican los libros de caballerías. ¡Los malos!”.
  Por lo demás está editado con mimo y se agradecen los grabados y los mapas de la época. Tiene un desplegable que ha sobrevivido a la segunda mano y una guía de personajes que no hace mucha falta.
  Al parecer tenemos en venta una segunda parte. Bien estará para los incondicionales. Pero para mí lo dejaré hasta nueva ocasión. Y encima al pobre, a lo que parece, tampoco ha tenido suerte con la adaptación de su obra maestra. Esperemos.                                                                            

No hay comentarios: