Con la primera novela que leí de este autor catalán acerté:
La piel fría. Una novela como las de antes: digna de todo un Julio Verne. Con
la segunda terminé un poco mosca: Pandora en el Congo es una Piel fría pero en
la selva africana. Con ésta digo basta. No empieza mal. Es una buena idea y es
una novela que hubiera servido para poner en solfa o en perspectiva la cuestión
que tantas veces sacan a relucir los nacionalistas catalanes, ese agravio que
sufrieron por volver a apostar a caballo equivocado. La novela se va
derrumbando al ritmo del derrumbe de las murallas de la ciudad condal ante el
empuje de las tropas borbónicas. Va perdiendo interés según avanza la trama.
Los personajes son planos y faltos de vida, como si le resultara trabajoso
darles un soplo de dinamismo a los principales personajes. Las escenas de cama,
una o dos, las despacha con un japonesista “yatá”.
Victus, de Sánchez Piñol (Sánchez con el
acento normal, no como el “sanchez” de Jordi, el de la ANC, que se lo pone al
revés para parecer con el apellido extranjero) se dice en la parte que explica
–al estilo resultón de una Nieves Concostrina por ejemplo- el asunto de la
guerra de sucesión: “El problema de los catalanes es que nunca supieron qué
deseaban, y al mismo tiempo lo deseaban intensamente”. Y lo que pensaba Quevedo
de los susodichos: “Son los catalanes aborto monstruoso de la política. Son las
viruelas de sus reyes y todos la padecen. Esta nación se arma con delitos indignos
de perdón”.
“Pero dime, Martí, ¿qué sentido tiene una
vida sin deseo de epopeya, sin alguna proeza que legar a la generación
siguiente? Vuestro proyecto vital es el de las lombrices. Sin luz ni ilusión,
siempre bajo tierra, jamás elevándose por encima de su tiempo. Es mejor perder
la vida en la batalla que desperdiciarla en mansos mezquinos. Vuestro mal es la
mediocridad del alma.
Y el vuestro
–repliqué- que os intoxican los libros de caballerías. ¡Los malos!”.
Por lo demás está
editado con mimo y se agradecen los grabados y los mapas de la época. Tiene un
desplegable que ha sobrevivido a la segunda mano y una guía de personajes que
no hace mucha falta.
Al parecer tenemos
en venta una segunda parte. Bien estará para los incondicionales. Pero para mí
lo dejaré hasta nueva ocasión. Y encima al pobre, a lo que parece, tampoco ha
tenido suerte con la adaptación de su obra maestra. Esperemos.
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