viernes, 3 de noviembre de 2017

LOS SENDEROS DEL MAR. UN VIAJE A PIE. MARÍA BELMONTE.




  En este libro se nombra, varias veces y siempre para bien , el libro de Bill Bryson “Una breve historia de casi todo”. En este de María Belmonte, Los senderos del mar, caben historias de casi todo pero siempre relacionadas con el mar, el gran protagonista. El camino que traza para hablarnos de su tierra (nació en Bilbao pero vive en Barcelona) va desde la costa vasco francesa hasta el extremos noroeste de la península. Viaja a pie pero no siempre e interrumpe el camino cuando le parece. No importa, es sumamente absorbente y dan unas ganas locas de emular su viaje. Una de las cosas que cuenta al principio es la historia del castillo de Abbadía, cerca de los acantilados de Jaizquivel, no muy lejos de San Sebastián que yo vi desde lejos estando en el Ejército en el año 85-86. Ya sabía por un artículo buenísimo de Ander Izaguirre pero ahora me han entrado unas ganas enormes de visitarlo. “Abbadie –el dueño, viajero, estudioso y explorador y rico- exploró durante más de diez años Etiopía, entonces territorio ignoto para Occidente, y como fruto de sus viajes publicó numerosas obras geográficas y cartográficas e incluso un diccionario de la lengua amhárica que sería utilizado por Rimbaud”. “También aprendimos los tres consejos del romántico Antonie d´Abbadie para introducirse en tribus consideradas especialmente peligrosas: ir descalzo, desarmado y aprender a decir en su lengua “vengo a respirar el aire de vuestras montañas”.
  Aparte del mar en este libro se hace un canto amoroso al caminar. “La alegría del viajero”, esos momentos en los que, cansado, el caminante aguarda una bien merecida cerveza mientras toma las notas de la jornada al amor de un buen fuego. Otros momentos de felicidad diferentes sobrevienen durante la marcha prolongada, cuando respiración, músculos y mente se acompasan y funcionan al unísono…”. “El paso a paso, suspiro a suspiro del caminante llevando todo a la espalda, es un conjunto de gestos tan antiguo que conlleva una profunda alegría para el cuerpo o la mente”.
  Se cuentan muchas anécdotas interesantes de historia y se habla, como no, de libros. Al parecer esta escritora de dos libros y traductora de unos cuantos más (ya soy fan) es una lectora voraz. “El viaje a los Pirineos” de Víctor Hugo. En la época de las guerras napoleónicas, con siete u ocho años, Hugo pasó un mes de verano en Bayona mientras aguardaba un convoy que le llevaría, junto a su madre y sus dos hermanos, hasta Madrid, donde se reunirían con su padre, soldado de Napoleón”. Cuenta recuerdos felices de su infancia en Biarritz o en la misma Bayona. Habla mucho y bien de la histpria del surf, y del surf en Hawái “El intercambio cultural resultó nefasto para los hawaianos, que en el plazo de treinta años vieron cómo desaparecía su forma de vida milenaria arrasada por la cultura de decadencia, laboriosidad y religión que misioneros, comerciantes, truhanes y oportunistas de todo tipo llevaron a Hawái”.
  Editado en la fabulosa editorial Acantilado es una gozada de lectura. Ameno y donde siempre se tiene la sensación de que aprendes mientras lees. A la cola de la lista de salida su “Peregrinos de la belleza”, viajeros por Grecia e Italia.
  “Sudamos y lloramos agua de mar”.

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