Justo cuando recién
comenzaba la lectura de este libro, estaba yo enfrascado en la tarea de
reservar alojamiento en un termal del Burgo de Osma. Efectivamente, sin haberlo
buscado, y por pura casualidad, me entero de que, la histórica ciudad soriana,
fue la natal de Ridruejo, el 12 de octubre de 1912.
Jordi Gracia, el autor
de esta irregular biografía, nació en 1965, escribe en diferentes medios y es
catedrático de literatura española en Barcelona. Nada más comenzar, uno
advierte que no va a ser una lectura placentera y veloz, sino encabritada e
incómoda, llena de citas, fechas y recitas; de saltos, retrasos y bajones. De
entrada no me gusta su estilo y enseguida se echa de menos, con solo cincuenta
páginas leídas, el sosiego de alguna parada en forma de capítulo. No habrá tal
hasta el final del libro, en la página 314. Toda su vida, una vida de novela o
de película, contada de manera mezclada y caótica, y lo peor de todo: aburrida.
Lo menos que se le ha de pedir a todo un catedrático de literatura es al menos
un poco de orden. Cuánto se echa de menos la pulcritud de los anglosajones para
estos menesteres.
De el editorial de
Solidaridad Obrera: “Franco, el hombre que Dios mandó para gobernar esta tierra
de héroes, ha dado a España cuanto sus hijos deseaban: bienestar, orden,
justicia equitativa y paz. Es extraordinario”. Como gobernar un cementerio. De
ahí venían los tiempos del personaje.
Ya se opera en él una
metamorfosis hacia posturas fuera del ámbito falangista: “Aquí todo tiene
límites claros y precisos: el mar, las tierras y las pasiones (generalmente tan
pequeñas) de los hombres. No hay nada desmesurado, nada abstracto”.
Ridruejo murió en 1975,
todavía protestando por las muertes ejecutadas por la implacable mano
franquista, combatiendo a los que ensuciaban su nombre. Un hombre que, no lo
olvidemos, fue, sí, el que compuso en parte el “Cara al Sol”, pero también el
que escribió poesía de altos vuelos y prosa certera, pero sobre todo, para mí,
el traductor del que es uno de los monumentos literarios del siglo XX: “El
Cuaderno Gris” de Josep Pla.
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